Puente de Moisés en Holanda
Los puentes sobre los que versa este post son algo más que un nexo de unión entre dos orillas. Se han convertido en un emblema de la ciudad en la que se sitúan e incluso en auténticas obras de arte. Todos tienen en común el desafío a las leyes de la gravedad y su perfecta integración que el paisaje que les rodea. No te pierdas, a continuación, 5 puentes muy fotogénicos en los que desearás tomarte un selfie.
Puente de Moisés (Holanda)
No es casual que este puente holandés fuese llamado Puente de Moisés pues su presencia ha partido en dos las aguas del canal de Halsteren.
El Puente de Moisés fue construido para unir dos orillas de la West Brabant Water Line, una línea de defensa formada por una serie de fortalezas y ciudades del siglo XVII con zonas de inundación. Por ello era fundamental que el puente no rompiese el bello paisaje repleto de vegetación en el que se debía instalar.
Los constructores del Puente de Moisés llegaron a la conclusión de que lo mejor era trazar una pasarela de madera impermeable bajo el nivel del agua. El resultado es brillante pues no sólo cumple con su función sino que además produce un efecto óptico único. La sensación es la de estar caminando por dentro de las aguas como el mismo Moisés.
Puente de Tatton Park (Reino Unido)
Puente de Tatton Park
Si en caso anterior el visitante puede caminar entre las aguas cual Moisés en su huida de Egipto, en éste puede sentirse como un pájaro suspendido en el aire. Este peculiar puente del Tatton Park de Knutsford en Inglaterra, es obra del artista francés Olivier Grossetête. Para conseguir el efecto ligero buscado, empleó tres enormes globos blancos con helio que hacen flotar un puente de cuerda sobre el lago, el cual tiene alrededor un delicado jardín japonés.
Puente Zhangjiajie de cristal (China)
De sobra es conocido el gusto por las megaconstrucciones en China. El objetivo no sólo es mostrar el poderío de la ingeniería nacional sino crear estructuras dignas de convertirse en atracciones turísticas de masas
Zhangjiajie es el puente de cristal más largo del planeta pues cuenta con 430 metros de longitud y 300 metros de altura. Se sitúa dentro del Parque Natural de Zhangjiajie, en la provincia de Hunan, el cual está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1992, siendo uno de los más visitados de China.
Este puente de cristal costó 3.400 millones de dólares, una cifra tan mareante como la altura a la que se encuentra. Una vez que vencidos los problemas de vértigo, lo más recomendable es hacerse una fotografía tumbado sobre una de las placas de cristal que lo componen. El resultado es super impactante pues su suelo de cristal permite hacer creer que uno está caminando sobre el aire.
Puente Nuevo de Ronda (España)
El Puente Nuevo de Ronda es el emblema de esta localidad malagueña de interior a la que cada año acuden más visitantes. Construido entre 1571 y 1793 con forma de acueducto con sillería de piedra, su recorrido sirve para unir los dos barrios más importantes del municipio: la ciudad (de origen árabe) y el mercadillo. Desde él se pueden contemplar otras maravillas rondeñas como las Casas Colgantes o el Tajo de Ronda.
Éste es el paraje más visitado de toda la provincia de Málaga pues la ciudad parece colgada del cielo. Se trata de una garganta de casi cien metros de profundidad excavada por el río Guadalevín sobre la que se alza el Puente Nuevo, una imponente construcción de 70 metros de largo y 98 de alto para cuya edificación se necesitaron más de 40 años debido a la peligrosidad del terreno.
Como curiosidad, se cuenta que el arquitecto que realizó el Puente Nuevo de Ronda, José Martín de Aldehuela, se arrojó al Tajo desde él cuando se percató de que nunca más podría volver a construir algo tan hermoso.
Puente Colgante de Capilano (Canadá)
Puente colgante de Capilano
El Puente Colgante de Capilano es uno de los lugares más divertidos e icónicos de Vancouver. Se encuentra suspendido a más de 70 metros de altura y tiene una longitud de 137 metros. Se caracteriza por su sistema de pasarelas de madera sobre un acantilado de granito de origen glaciar.
El Puente Colgante actual no es el original de 1889 pero no ha parado de atraer visitantes y curiosos. Quizá sea la emocionante sensación que uno siente al estar suspendido de una manera tan frágil a tantos metros de altura junto a uno de los paisajes más bellos de la ciudad canadiense.