Cerca de la plaza de Carlos V de Madrid, conocida popularmente como Atocha, se encuentra la Basílica de Nuestra Señora de Atocha. Su historia tiene su origen en la devoción a una pequeña imagen de la Virgen traída desde Antioquía según la leyenda. Junto a ella se encuentra el Panteón de los Hombres Ilustres donde están enterrados políticos y personalidades del siglo XIX.
Se trata de dos de los lugares más interesantes que conocer en la capital española pero que pasan desapercibidos para la mayoría de turistas que visitan Madrid. Por ello hoy realizamos un recorrido por la historia de la basílica y el panteón, dos monumentos muy ligados a las élites del país. ¿Nos acompañas?
Basílica de Nuestra Señora de Atocha
Hacia el siglo XI se edificó una primitiva ermita que con el pasó del tiempo se fue deteriorando hasta que en el siglo XVI se crea una gran iglesia y un convento de dominicos. Su impulsor fue fray Juan Hurtado de Mendoza, confesor del emperador Carlos V. Desde entonces, la familia real española sintió predilección por la Virgen de Atocha convirtiéndose incluso en un talismán para las victorias bélicas de Felipe II. A ella acudía siempre en busca de ayuda divina y para dar las gracias por sus favores.
Felipe IV la proclamó en 1643 protectora de la monarquía española y de la realeza. Así, a comienzos del siglo XX la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena inició la tradición de presentar a la Virgen de Atocha los nuevos príncipes que naciesen.
Tras el saqueo de las tropas napoleónicas a principios del siglo XIX se restaura el conjunto y después de la desamortización el convento de los dominicos se transforma en un cuartel de inválidos. A causa del estado ruinoso que llegó a alcanzar hacia 1890, la reina regente María Cristina encarga el proyecto de una nueva Basílica de la Virgen de Atocha en estilo romano oriental y se ordenó la construcción un Panteón de Hombres Ilustres.
La Guerra Civil haría mella en la iglesia pues fue incendiada perdiéndose todas las obras de arte excepto la imagen de la Virgen de Atocha que se había ocultado previamente en un domicilio particular. No sería hasta una década después cuando se iniciasen los trabajos de restauración aprovechando parte de los muros preexistentes pero eliminando cualquier vestigio de decoración bizantina.
Hacia la década de los 60 de siglo XX se construye el colegio de la Virgen de Atocha presidiendo la torre campanile exenta y los patios de recreo.
La Basílica de la Virgen de Atocha se ubica en la Avenida Ciudad de Barcelona nº 1 de Madrid.
¿Cómo es la Basílica de la Virgen de Atocha?
Esta basílica tiene nave única, capillas laterales y galerías entre contrafuertes, bóveda rebajada con lunetos y camarín semicircular en la cabecera. La fachada a los pies, de corte clasicista, está rematada con frontón triangular y flanqueado por dos torres con chapitel de pizarra al «estilo de los Austrias». La zona conventual, de planta en «L», se adosa a la cabecera formando un claustro de planta cuadrada.
Panteón de Hombres Ilustres
El Panteón de Hombres Ilustres responde a dos de las constantes de fines de siglo: la arquitectura historicista y la escultura funeraria. La razón que explica el por qué aquí de un recinto funerario para nuestros “hombres ilustres” se remonta a 1837, cuando las Cortes Generales votaron un proyecto para convertir la iglesia de San Francisco el Grande en Panteón Nacional de Hombres Ilustres. Éstos deberían ser elegidos por las Cortes pasados cincuenta años de su fallecimiento. Se propusieron muchos nombres, descartándose aquellos cuyos restos mortales no se podían recuperar (Cervantes, Velázquez, Tirso de Molina, etc.)
Finalmente este primer panteón se inauguró en 1869, acogiendo los restos de los poetas Juan de Mena, Garcilaso de la Vega y Alonso de Ercilla; los militares Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) y Federico Gravina; el Justicia Mayor de Aragón Juan de Lanuza; los escritores Francisco de Quevedo y Pedro Calderón de la Barca y los arquitectos Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva. No obstante, años después fueron devueltos a sus lugares de origen, con lo que se cerró por un tiempo la idea de crear un panteón nacional.
La reina regente María Cristina, viuda del rey Alfonso XII, retoma la idea en 1890 y decide destinar a tal propósito parte del recinto de la futura Basílica de la Virgen de Atocha. La elección de este lugar se debió a que en él estaban enterrados personalidades como José de Palafox, Francisco Castaños, Manuel Gutiérrez de la Concha o Juan Prim, pues fueron directores del cuartel de Inválidos que se habilitó en parte de este recinto tras la salida de España de las tropas napoleónicas.
Finalizado el Panteón de los Hombres Ilustres, en 1901 se trasladaron a él los restos de los anteriormente mencionados pero, al igual que ocurriría con los de los políticos allí enterrados en años posteriores, muchos fueron nuevamente trasladados a otros lugares, reclamados por sus ciudades de origen.
Actualmente aquí reposan trece personajes ilustres de la historia política y militar española en sepulcros realizados por renombrados escultores como Agustín Querol o Mariano Benilliure. Entre los personajes que podemos encontrar están: Ríos Rosas, Cánovas del Castillo, José de Canalejas, Palafox, Castaños, Prim y Concha, entre otros.
El Panteón de los Hombres Ilustres se encuentra en lacalle Julián Gayarre nº 3 de Madrid. Abre de martes a sábados de 10h. a 14. y de 16h. a 18h. y los domingos y festivos de 10h. a 15h.