A pesar de tener un pasado revuelto, en la actualidad Benín es un ejemplo de estabilidad en el continente y representa la historia de un país africano hecho a sí mismo y con final feliz. Si por algo impresiona Benín es por su exuberante naturaleza representada en el Parque Nacional de Pendejari y en una costa repleta de palmeras que enamora a los apasionados del mar y la playa.
Sin embargo también impacta por sus palafitos, por su herencia afrobrasileña de Ouidah y Porto Novo así como por su fascinante cultura somba. Benín es toda una aventura por vivir. ¿Será éste tu próximo destino?
¿Cuándo ir a Benín?
La mejor época para visitar Benín es de noviembre a febrero cuando el clima es seco y cálido, ideal para ver la fauna del país. La época más calurosa del año es la de marzo a mayo, tras la retirada de los vientos del harmattan cuando los cielos están despejados y hay lluvias aisladas en el sur. Los meses de junio a octubre suelen ser sinónimo de aguaceros, que de mediados de julio a septiembre amainan en el sur.
¿Cómo llegar a Benín?
Entre la capital de Benín (Cotonou) y España no existen vuelos directos por lo que para llegar a este país hace falta, al menos una escala. Desde París, Bruselas, Estambul o Casablanca salen vuelos con destino a Benín.
¿Hace falta visado para entrar en Benín?
En efecto pero obtenerlo es muy sencillo y rápido, ya que cuenta con un sistema ágil de peticiones online en su web oficial. Una vez se ha rellenado el documento y pagado, se expide en un plazo de 48 horas aproximadamente con un período de validez que empieza a contar desde el instante en que se emite el visado.
Lo único necesario es tener el pasaporte con una vigencia superior a 6 meses desde la entrada prevista a Benín y elegir si es para 30 ó 90 días.
¿Hay vacunas obligatorias para entrar en Benín?
Para viajar a Benín es obligatoria la vacuna de la fiebre amarilla. También es importante llevar en la maleta el certificado de vacunación internacional donde aparezca esta vacuna. En cuanto a las vacunas recomendadas es conveniente el tratamiento para las fiebres tifoideas y la malaria, el tétanos, la meningitis y la hepatitis A y B.
¿Qué ver en Benín?
Parque Nacional de la Pendjari
Ubicado en medio del majestuoso paisaje de los abruptos montes de Atakora y la sabana, el Parque Nacional de la Pendjari es una de las mejores reservas naturales de África occidental, con multitud de animales salvajes como leones, guepardos, babuinos, hipopótamos, leopardos y elefantes, entre otras especies. La mejor época para avistar este parque de 2750 km2 es a finales de la estación seca, cuando se congregan en los abrevaderos.
Ganvié
Conocida como la «Venecia africana», en esta increíble ciudad de palafitos viven 30.000 personas de la etnia tofinu en cabañas de bambú en el lago Nokoué. Se establecieron dentro del lago para escapar del reino de Abomey que los vendía como esclavos a los europeos. Los tofinu conocían el miedo de sus enemigos al agua y que nunca se adentarían en el lago para capturarlos. Hoy continúa existiendo esta ciudad flotante llamada Ganvié y se puede recorrer utilizando una barca.
Es un lugar imprescindible que conocer durante un viaje a Benín porque Ganvié es una pedacito de historia y parte de la cultura y forma de vida de los tofinu.
Lago Ahémé
Situado en el suroeste de Benín, se trata de lugar donde parece que el tiempo se detiene. Sus fértiles orillas son un lugar precioso para pasar unos días, especialmente en la población más importante: Possotomé.
Aquí se pueden hacer varias excursiones para conocer los alrededores, dar una vuelta en piragua por el lago, nadar o aprender técnicas de pesca tradicionales. La hospitalaria acogida de los lugareños es un regalo porque permiten que los viajeros les observen trabajar en sus oficios artesanos o unirse a un largo paseo que hará las delicias de los amantes de la naturaleza pues se describen las plantas endémicas y sus propiedades.
El sendero de esclavos de Ouidah
Se estima que más de dos millones de personas capturadas por el reino de Dahomey fueron vendidas como esclavos a mercaderes para ser trasladados a América. En las costas de Benín, Ouidah, todavía existe la plaza de las subastas y se puede ver un sendero que cubre las distintas etapas de quienes fueron privados de libertad para ser vendidos y embarcados en galeones con destino a América. Un recuerdo triste de lo que le sucedió a aquellas personas hace siglos.
Palacio de Abomey
Abomey era la capital del antiguo reino de Dahomey, cuyos reyes se beneficiaban de la venta de los esclavos que obtenían en los pueblos de alrededor. Sus palacios reales datan de los siglo XVIII y XIX y están considerados como Patrimonio de la Humanidad. Algunos de ellos como Ghezo o Glelé se pueden visitar y muestran el poder que esta dinastía tuvo en Benín.