Rodeada de naturaleza en un entorno apenas urbanizado se ubica Cala Salada, una de las mejores y más visitadas calas de Ibiza por sus aguas de color turquesa, su arena dorada y su paisaje mediterráneo. ¡Perfecta para instagramear! Tiene además otra peculiaridad que la hace muy atractiva: ¡son dos calas en una! ¿Cómo es esto posible? Te lo contamos, a continuación.
¿Cómo es Cala Salada?
Cala Salada y su vecina Cala Saladeta, son dos de las calas más populares de Ibiza. La primera se caracteriza por su ambiente familiar mientras que el público de la segunda es más joven, lo cual quizá esté motivado por tener una mayor dificultad en el acceso, por lo que si vas muy cargado o no eres muy ágil es mejor permanecer en cala Salada aunque en determinadas fechas pueda abarrotarse más.
Para aquellos que quieran visitar ambas calas pueden recorrer un sinuoso sendero a través del acantilado rocoso de la orilla y moverse de una cala a otra. Las vistas panorámicas desde este sendero del mar son sencillamente espectaculares.
¿Cuándo ir?
Rodeado de colinas de bosque de pinos, el de Cala Salada es un paisaje difícil de igualar, de ahí que sea un destino predilecto para la gente de la isla y los turistas para relajarse y disfrutar en cualquier momento del año.
La primavera y el otoño son las estaciones para aprovechar al máximo los días de sol y el agua del Mediterráneo ya sea para broncearse, para darse un refrescante baño o bucear. Durante esta época, la playa estará más llena de gente que en los meses fríos, cuando los visitantes acuden a dar un paseo, ver el atardecer o disfrutar de las vistas.
¿Cómo ir?
Dada su ubicación a las afueras de Sant Antoni de Portmany, la estrecha carretera que se debe tomar y la pendiente final, llegar a esta playa paseando o en bicicleta no es lo más recomendable. Por eso, el coche es una buena opción para ir a Cala Salada para los que madruguen ya que el aparcamiento es muy pequeño y se llena rápidamente. En cuanto está completo, se prohíbe el acceso a más vehículos para preservar el medio ambiente o facilitar la entrada de los servicios de emergencia si son necesarios.
Otra opción es coger el bus que pasa cada 15 minutos por la parada junto al polideportivo de Can Coix y que tarda poco más de cinco minutos en llegar a Cala Salada. Su precio es de 1,90 euros por trayecto y funciona desde mediados de mayo hasta el 30 de septiembre.
También se puede acceder a Cala Salada por mar, a través de un viaje en ferry de sólo 45 minutos desde el puerto de Sant Antoni. Esta opción es muy interesante para conocer el entorno de Ibiza y su costa desde otro punto de vista. Los más deportistas también pueden animarse a conocer esta cala remando en kayak hasta ella.
Servicios
A un paso de estas dos calas gemelas sólo existe el restaurante Cala Salada para comer. Nació en la década de los 70 cuando apenas era un kiosko sobre la arena. Más tarde se trasladó a su actual ubicación en el lateral izquierdo de Cala Salada. De carácter familiar, son especialistas en platos mediterráneos y de pescado como bullit de peix, el arroz a banda o la caldereta de langosta, entre otros. Tomar cualquiera de estos platos en la terraza con vistas a preciosas aguas transparentes es una experiencia única para almorzar o cenar. En temporada abre todos los días y se recomienda reservar con antelación.
Otros de los servicios que podemos encontrar en Cala Salada son duchas, hamacas, sombrillas e hidropedales. En Cala Saladeta no hay este tipo de servicios pero sí un grupo de personas que están ahí para hacer al turista la vida un poco más fácil: vendedores de empanadas, bocadillos y cócteles, de vestidos ibicencos, pareos y un largo etcétera. No obstante, siempre queda la posibilidad de transportar tu propia nevera repleta de hielo si quieres que mantenga el frío durante toda la jornada.
En definitiva, este cachito de costa española de aguas de color esmeralda es de visita obligatoria para cualquiera que se acerque por primera vez a Ibiza.