Catacumbas de San Calixto

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Pensar en Roma en pensar en la cuna de la civilización occidental, en sus siete colinas, en su espectacular arquitectura, que da testimonio de su grandioso pasado como capital de uno de los imperios más extensos de la antigüedad. Y por supuesto es sentir latir el corazón del cristianismo desde la Plaza del Vaticano.

Debido a su larga historia, en Roma hay mucho que descubrir. Interesantes anécdotas, algunas de las cuales todavía perduran. Tal es el caso de las catacumbas de Roma, unas galerías subterráneas que los cristianos usaron como cementerio durante varios siglos. En el pasado llegaron a existir más de 60 catacumbas pero sólo cinco de ellas han llegado en buenas condiciones hasta nosotros para visitarlas.

En el siguiente post, nos aproximaremos a las catacumbas de San Calixto para conocer su origen, su fin, sus características y muchas cosas más. ¡No te lo pierdas!

Orígenes de las catacumbas

Durante el siglo I, los cristianos de Roma no tuvieron cementerios propios por lo que recurrían a los cementerios comunes que usaban también los paganos para enterrar a sus muertos. Por este motivo, San Pedro y San Pablo tras sus martirios fueron sepultados en las necrópolis de la Colina Vaticana y de la Vía Ostiense, respectivamente.

Ya en la primera mitad del siglo II, después de tener algunas concesiones, los cristianos comenzaron a enterrar a sus muertos bajo tierra y así empezaron a formarse las catacumbas. Muchas de ellas se excavaron y se ampliaron alrededor de los sepulcros de familias cuyos propietarios, recién cristianizados, no los reservaron sólo para sus seres queridos sino que los abrieron para otras personas.

La ley romana de la época no permitía que a los difuntos se les diese sepultura en el interior de la ciudad, por lo que estas comunidades tuvieron que situar las catacumbas de Roma en el exterior de su muralla. Preferiblemente en lugares apartados y escondidos bajo tierra para poder llevar a cabo los rituales funerarios cristianos sin sentirse hostigados.

Imagen| Los mejores destinos turísticos

Con el edicto de Milán, promulgado por los emperadores Constantino y Licinio en el año 313, los cristianos dejaron de sufrir persecución pero las catacumbas siguieron funcionando como cementerios hasta principios del siglo V. En el caso de las catacumbas de San Calixto, la Iglesia asumió su organización y administración.

Siglos después, durante la invasión bárbara en Italia (godos y longobardos), las catacumbas de Roma fueron continuamente saqueadas y los sucesivos Papas se vieron obligados a trasladar las reliquias de los enterramientos a las iglesias de la ciudad por razones de seguridad hacia la mitad del siglo VIII y el comienzo del IX d.C. De este modo, las catacumbas se abandonaron y permanecieron en el olvido durante largo tiempo.

En el siglo XIX, Juan Bautista de Rossi (1822-1894), considerado el padre de la arqueología cristiana, exploró las catacumbas especialmente las de San Calixto para conocer los orígenes y distribución de estos primitivos enterramientos. Más tarde, hacia 1930, la Santa Sede confió el cuidado de las catacumbas de San Calixto a la Congregación Salesiana de Don Bosco al ser propietaria de las catacumbas.

Imagen| Civitatis

Catacumbas de San Calixto

Las catacumbas de San Calixto (Via Appia Antica, 126) empezaron a existir hacia mediados del siglo II y forman parte de un complejo que ocupa una extensión de 15 hectáreas, en distintos pisos que alcanzan una profundidad superior a los 20 metros.

Las catacumbas de San Calixto fueron el lugar de enterramiento de 16 papas y decenas de mártires cristianos en su red de galerías de más de 20 kilómetros de extensión.

Reciben su nombre del diácono San Calixto, nombrado a principios del siglo III por el papa Ceferino como administrador del cementerio. De ese modo, las catacumbas de San Calixto se convirtieron en el cementerio oficial de la iglesia de Roma.

Permanecen abiertas de jueves a martes de 9:00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00 horas.

Imagen| Foros de la Virgen María

Otras catacumbas destacadas

Antiguamente llegaron a existir más de 60 catacumbas pero sólo cinco de ellas están abiertas a las visitas en el presente. Las más importantes y conocidas (San Calixto, San Sebastián y Domitila) se encuentran a poca distancia unas de las otras a lo largo de la Via Appia y bien comunicadas por autobuses de las líneas 118 y 218.

  • Catacumba de San Sebastián (Via Appia Antica, 136): De 12 kilómetros de extensión debe su nombre a un soldado que fue martirizado por convertirse al cristianismo, San Sebastián. Junto con las catacumbas de San Calixto, son las mejores que se pueden conocer. Abiertas de lunes a sábado de 9:00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00 horas.
  • Catacumbas de Domitila (Via delle Sette Chiese, 280): Estas catacumbas de más de 15 kilómetros de recorrido fueron descubiertas en 1593 y deben su nombre a la nieta de Vespasiano. Abiertas de miércoles a lunes: de 9:00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00 horas.
  • Catacumbas de Priscila (Via Salaria, 430): En ellas se conservan frescos muy importantes para la historia del arte, como las primeras representaciones de la Virgen María. Se pueden visitar de martes a domingo de 9:00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00 horas.
  • Catacumbas de Santa Inés (Via Nomentana, 349): Deben su nombre a Santa Inés, que fue martirizada por su fe cristiana y que fue enterrada en estas mismas catacumbas que más tarde tomaron su nombre. Se pueden visitar de 9:00 a 12:00 y de 16:00 a 18:00 horas. Cierran los domingos por la mañana y los lunes por la tarde.

Símbolos en las catacumbas

Los primeros cristianos vivían en una sociedad hostil. Como no podían profesar su fe abiertamente, los cristianos pintaban símbolos en los muros de las catacumbas y también los grababan en las lápidas que cerraban las tumbas. Los símbolos más importantes son el Buen Pastor, el monograma de Cristo, la orante y el pez.

¿Qué ver en las catacumbas de Roma?

Una visita a las catacumbas de Roma nos permitirá conocer in situ como eran los enterramientos cristianos en una época en la que su fe estaba perseguida. Resulta muy interesante recorrer los pasillos y observar los restos funerarios realizados tantos siglos atrás.

Precio de las entradas a las catacumbas

  • Adultos: 8 euros
  • Menores de 15 años: 5 euros

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