En España y en nuestro entorno más próximo comer insectos nos parece una auténtica porquería. Pero la realidad es que es un alimento más común de lo que parece. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) publicó hace unos años un informe en el que consideraba que los insectos deberían tenerse más en cuenta dentro de la dieta. No en vano son una rica fuente de proteínas, hierro y vitaminas.
El principal problema es el asco que nos dan. No obstante, a veces la gastronomía pasa por las modas y lo que, en un principio no probaríamos ni hartos de vino en nuestro país, en la otra punta del mundo nos parece irresistible.
De esta forma es fácil encontrar restaurantes que sirven platos cuyo ingrediente principal son los insectos. También mercados que abastecen a estos restaurantes y que venden sus productos al público. Uno de los más populares era el mercado nocturno de Donghuamen, en Pekín, que tras 32 años en el negocio echa el cierre.
El próximo 24 de junio los turistas ya no podrán demostrar su osadía comiéndose un brocheta de escorpiones, un puñado de gusanos o escarabajos pues el famoso mercado de los bichos de la capital china cerrará para siempre. Las autoridades han tomado esta decisión a causa de las quejas vecinales por el ruido y de la falta de higiene a la hora de gestionar las basuras del mercado o el almacenamiento de los alimentos. Sin embargo, el hecho de que el mercado nocturno de Donghuamen se encuentre el centro de la urbe, a escasos metros de una de las avenidas doradas de Pekín repleta de tiendas de lujo, probablemente también haya tenido mucho que ver.
El mercado nació en 1984 como un conjunto de puestos callejeros. Al principio presentaba la diversidad culinaria de Pekín, pero poco a poco fue incorporando aperitivos y platos de otras partes del país. En la actualidad el visitante puede encontrar desde rollitos de primavera, patos asados o pinchos de pollo hasta serpientes, cigarras, estrellas o caballitos de mar, que se venden a un precio más elevado de lo normal dada la peculiaridad del sitio.
Cualquier guía turística sobre China aconseja visitar este mercado pekinés, ahora con mayor motivo debido a su inminente cierre, y es habitual ver a extranjeros y pekineses, fotografiándose o grabando en vídeo la experiencia de comer saltamontes fritos, hormigas, cienpiés o lagartijas. Abren todos los días de 15h. a 22h.
Una escena que en ocho días ya no se podrá repetir en esta metrópolis, aunque sí en otras partes de la nación, como en la provincia sureña de Cantón, donde algunos de los insectos que tanto se repudian en Occidente siguen formando parte del menú.
Hábito de comer insectos
La ONU indica que 2.000 millones de personas alrededor del mundo consideran que los insectos son un manjar o hasta un producto básico de su dieta. Para esta institución, los bichos son el alimento del futuro para paliar las hambrunas o las escasez de alimentos así como promover la buena salud y la protección del medio ambiente.
La entomofagia (el hábito de comer insectos) está muy extendida por algunas partes del mundo, especialmente en Asia, Oceanía y Centroamérica. Los insectos más consumidos en todo el mundo son las hormigas, los saltamontes y algunas especies de escarabajos. Pero entre los arácnidos, el mayor delicatessen es el escorpión, que se consume en casi toda Asia debido a que se le atribuyen propiedades medicinales.
En cualquier caso, los entomófagos tienen a su disposición un menú bastante amplio, ya que se considera que, del millón de especies de insectos conocidas, unos 1.200 son comestibles.
En Colombia exportan ya sus hormigas como manjar exótico. En Zimbabwe se venden los paquetes de gusanos secos y en Madagascar ponen en las fiestas fuentes enteras de orugas de escarabajo. En Filipinas asan a los saltamontes y los añaden a las sopas y en algunos restaurantes australianos se sirven larvas. En Ecuador se comen vivas a las denominadas hormigas limón, mientras que a las grandes hormigas culonas las fríen antes.
Como vemos, son muchos los lugares del mundo en los que los insectos son vistos como un manjar. No opinarán lo mismo aquellas personas que padecen insectofobia, a quienes la sola idea de comer bichos probablemente les dé pesadillas.
En cualquier caso, en Occidente comienza a aceptarse la idea de comer insectos y en muchos países hay negocios al alza en este sentido. Por ejemplo, en Estados Unidos hay un negocio creciente de granjas y en Europa países como Holanda o Suiza lideran el cambio de normativa en el continente para que los bichos puedan ser comercializados de igual manera que otros alimentos.