Aunque todos los destinso son divinos si te llevas bien con tu pareja y os gusta viajar juntos, lo cierto es que en nuestra lista de escapadas románticas decidimos privilegiar algunos destinos sobre otros, y así elegir las mejores ciudades para viajar en pareja.
Alguna de estas ciudades seguro la conoces y concuerdas, tal vez otra no se te ocurriría ponerla en la lista, pero descubre porqué nosotros sí elegimos estos destinos, los más románticos.
París, Francia
En nuestra lista de escapadas románticas no puede faltar París. La capital francesa se ha hecho fama de ser la ciudad más romántica de todas, y ya sea por fama o porque tiene con qué sostenerla sigue en carrera y a la cabeza.
La arquitectura de París, sus plazas, calles y boulevares invitan a pasear de la mano, a perderse andando en bicicleta, haciendo compras o buscando un café dónde sentarse a ver la ciudad pasar. El Barrio Latino, Sacre Cour, la Torre Eiffel o los Campos Elíseos, solo por nombrar lo más turístico de todo…
París no alcanza con ser visitada una sola vez, pero para una Luna de Miel, un viaje de delcaración o un simple fin de semana para estar en pareja, siempre es una ciudad que no desilusiona.
Roma, Italia
Mi segunda ciudad favorita en Europa. Roma es Roma, y aunque puede ser más sucia, más ruidosa o no tan elegante como París opino que es una de las ciudades más interesantes.
He ido de visita un par de veces, siempre con mi pareja, y nos cansamos de caminar, sentarnos a beber una cerveza, tomar un helado en verano, visitar algunas ruinas, meternos en un museo o deambular sin dirección sorprendiéndonos con sus casitas, sus calles, sus placitas o recovecos escondidos.
Un sándwich, una pizza por ahí, ese aire nostálgico que dan las ruinas, el saberse caminando en una ciudad milenaria, es algo genial para compartir. Y la noche romana es estupenda.
Florencia, Italia
Pero vaya, para la lista de Escapadas románticas: Las mejores ciudades para viajar en pareja, Italia es ideal. ¿Qué otro ciudad ofrece tantas ciudades así?
Si dije que Roma es mi segunda ciudad favorita en Europa es porque Florencia es la primera. Mi primer viaje allí, recién casada, duró 12 días. Nos alojamos enfrente del Mercado Central, en un coqueto departamento reciclado alquilado en AirBnB, y la pasamos genial.
Caminas por todos lados, tienes mil bares y restaurantes para cenar tranquilos y beber buen vino, el propio mercado es un sitio estupendo para eso, es una ciudad medieval y lo ves a cada instante, puedes alquilar una bici y llegar a sitios que a pie es imposible, hay museos…
Un hermoso y muy romántico paseo es caminar por los Jardínes Boboli, detrás del Palacio Pitti. Es más romántico que entrar al palacio y recorrer sus innumerables salas.
Brujas, Bélgica
Esta ciudad nos ofrece mucho encanto medieval: calles adoquinadas, edificaciones de piedra, paisajes urbanos que parecen sacados de cuentos, tantos canales.
Brujas es ideal para parejas que no quieren estridencias, que son felices con las pequeñas cosas y con momentos simples. Brujas es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000, y la verdad es que su encanto romántico crece a medida que se va ocultando el sol y se encienden las luces.
Entonces, la mejor manera de disfrutar todo en pareja es de la mano y a pie, para conocer el mercado de la ciudad, su hermosa plaza con su ayuntamiento gótico, la Huidenvettersplein, la placita de los artistas y cafés, o Rosary Quay, para las mejores fotos, el Minnewaterpark con sus senderos que terminan en el Lago de los Enamorados con su puente.
Y por supuesto, ya que es una ciudad de canales puedes recorrer algunos en un paseo de media hora en botes que parten desde Rozenhoedkaii o Nieuwstraat. ¿O sabes qué? También un paseo en carruaje desde la plaza del mercado.
Y si piensas que el chocolate es una comida afrodisíaca, pues no hay como el chocolate belga. Para terminar el último día: una cena en la taverna de un hotel del siglo XVII que está en la terraza y mira a un canal.
Venecia, Italia
Vuelve Italia a nuestra lista. Nadie puede pensar en una ciudad romántica sin que Venecia aparezca.
Un paseo en góndola parece ser lo mejor para hacer, y es cierto. Si vas de viaje en pareja un paseo de a dos por los canales de la ciudad al atardecer es muy recomendable. Caro, eso sí.
Si hay amor pero no dinero, entonces la ciudad ofrece otras cosas: caminar cruzando puentes, el Puente Rialto que tiene unas vistas estupendas, por ejemplo, del Gran Canal al atardecer ,y muchos cafés y restaurantes cerca.
También puedes subir al Campanario de San Marcos, por sobre la plaza del mismo nombre, un campanario histórico de la ciudad, de casi 99 metros de alto construído originalmente en el siglo XII. El atradecer vueve a ser el mejor momento, cuando el dorado tardío baña las aguas y los techos de la ciudad.
Si la pareja en cuestión gusta de la buena comida no van a objetar nada de la gastronomía italiana. Pero más allá de las pizzas y la pasta, aquí en Venecia la pareja puede ir de bares probando cicchettis, los clásicos aperitivos que se sirven en los bares, algo así como las tapas españolas: pescados y mariscos, polenta con carne, quesos…
Y sila pareja quiere llevarse un recuerdo de Venecia me parece que hacer una excursión a la isla Murano vale la pena. Es una isla dedicada a trabajar el vidrio y algo seguro va a querer llevarse de recuerdo. O ir a la isla Burano y hacer lo mismo con el encaje local.
Lisboa, Portugal
Parece que la capital de Portugal es super romántica y ese romance viene de la mano de la nostalgia.
Lisboa es una ciudad antigua, de calles estrechas y arquitectura de cuento de hadas. La mejor manera de contemplar la ciudad de la mano con tu pareja es hacerlo desde uno de los tantos miradores que tiene.
Por ejemplo, el Quinto Andar, en una casa privada, o el Mirador das Portas do Sol, en el barrio de Alfama, o el de Santo Luzia, con vistas al río Tajo.
Habiendo hablado de Alfama, es un destino ideal para caminar despacio, de la mano, tomando fotos, con sus aires medievales y sus edificios de colores suaves. Los sonidos de Lisboa se escuchan aquí con más intencidad.
También se puede hacer un crucerito por el Tajo cuando cae el sol, o quedarse en un bar mientras cae el sol tomando algo, contemplando la ciudad a punto de dormirse. Y después de los tragos, pues derecho a una casa de fado.