Conoce Pont-Aven, un pequeño pueblo de la Bretaña francesa

Pont-Aven, en Bretaña francesa

Pont-Aven es un encantador pueblo de Francia, de esos que abundan en la campiña del país vecino. Está en Bretaña, una zona histórica y cultural, pero ademas realmente hermosa. Se la suele concoer como «la ciudad de los pintores», y te invito a descubrir porqué.

Conoce Pont-Aven, un pequeño pueblo de la Bretaña francesa.

Pont-Aven

Pont-Aven, pueblo francés

Como dijimos más arriba está en la Bretaña francesa, una de las trece regiones en las que está dividida Francia. Rennes es su capital, y además su ciudad más poblada. Pont-Aven está en el extremo oeste y tiene frontera con el Canal de la Mancha y Normandía, los territorios del Loira, el Mar Céltico y el océano Atlántico.

A Bretaña la conforman a su vez cuatro departamentos, entre ellos Finisterre que es dónde se ubica el pueblito que hoy nos convoca: Pont-Aven. El pueblo está situado cerca de la costa atlántica y es cruzado por el río Aven que hacia allí se dirige para desembocar, así que trás unas rocas se despliega su estuario.

Allá lejos y hace tiempo, en los albores del siglo XIX, nadie conocía Pont-Aven. Estaba habitado por menos de mil personas y su nombre no salía de la redonda, pero un buen día llegó el tren al vecino Quimper, la capital del departamento de Finisterre, y todo empezó a cambiar.

Pont-Aven, en Francia

La comunidad artística de aquella época empezó a viajar a Bretaña, ahora que el tren les facilitaba el traslado. El primero, empero, no fue un francés sino un estadounidense: Henry Bacon. Después él llevó el nombre de Pont-Aven a la capital francesa, hablamos de la segunda mitad del siglo XIX ya, y entonces sí empezó a hacerse un destino más popular.

¿Qué atrajo a los artistas? Pues cuando vayas los descubrirás tú mismo: ¡la naturaleza! La costa, las rocas del estuario, el mar y su horizonte, la vida rural y simple de la campiña bretona, la simpleza comparada con el glamour parisino. Entre los artistas más conocidos que se acercaron a Pont-Aven están Paul Sérusier, Émile Bernard y Paul Guaguin, quienes ayudaron a conforman la llamada Escuela de Pont-Aven.

De su mano, Pont-Aven cambió para siempre pues empezaron a abrirse galerías y estudios conforme llegaban interesados, profesionales y cuirososos, especialmente en los meses de verano cuando el clima era más ameno.

Pont-Aven

¿Cómo llegas a Pont Aven hoy? En Finisterre hay varios transportes, autobuses regulares que llegan a Pont-Aven y otras localidades como Rosporden o Trégunc o Concarneau, pero en verano funciona el «autobús de playa» y el «autobús nocturno» que cumplen toda la ruta Coralie y hacen el movimiento turístico más fluído.

La Oficina de Turismo Comunal ofrece información de todo tipo: alojamiento, gastronomía, eventos, WiFi, mapas de senderismo, paseos en bote, regalería, guías de ciclismo... Está situada sobre la calle des Meuniéres 3, cuenta con estacionamiento limitado a media hora u hora y media, y en verano es gratuito. Abre de julio a agosto de lunes a sábado de 9:30 am a 12:45 pm y de 2:30 a 6:45 pm. Los domingos de 10 am a 12:45 pm. En otros horarios, en otros momentos del año.

Qué ver en Pont-Aven

Calles de Pont-Aven

Situado a orillas del río Aven es un pueblito encantador de callecitas bonitas y las mejores galletas de mantequilla que probarás en tu vida. O por lo menos eso aseguran. Ha pasado mucho tiempo desde sus días de pueblo que simplemente recibía mercancías del mar y del río, o era colonia de pintores en el siglo XIX: hoy es un gran destino de vacaciones. Y sí, por suerte hace honor a este legado artístico y tiene galerías y estudios de arte.

Pont-Aven es una ciudad colorida y el mejor lugar para comenzar el paseo es el malecón Xavier Grall, justo en el centro de la ciudad. Es una zona peatonal para pasear dedicada a este famoso escritor, periodista y poeta. Va a la par del río, está adornado de árboles y es realmente un sitio hermoso porque si bien está en el centro su belleza hace que te sientas en otro lado.

Malecón de Pont-Aven

El río Aven no es un río tranquilo, así que en otros tiempos se han construído a su vera muchos molinos y presas para aprovechar el ímpetu de sus aguas. Por eso suele escucharse decir que «Pont-Aven tiene 14 molinos y 15 casas», haciendo referencia a aquellos molinos que alguna vez funcionaron todos juntos y que aún hoy pueden verse si uno pasea por la orilla de dicho río.

Precisamente a la orilla del río Aven es que nos topamos con otro punto interesante de nuestro recorrido por Pont-Aven, pequeño pueblo de Bretaña francesa: Le Bois d’Amour. A lo largo de la orilla del río uno puede pasear por una hora más o menos, bajo la copa de frondosos árboles, hasta detenerse en un sitio muy importante para la historia del arte: el lugar dónde Paul Séruisier, por recomendación de Gauguin, pintó una de sus obras más famosas: El talismán, manifiesto del movimiento Nabi, algo así como el paso previo al arte abstracto.

Le Bois d'Amour, en Pont-Aven

Siendo ciudad costera no puedes perderte tampoco el puerto de Pont-Aven, cuna de la prosperidad local y uno de los puertos más importantes de la zona. Antes paraban aquí decenas de botes y barquitos que distribuían vino y sal y regresaban a casa con madera, granito y cereales, según los caprichos de la cambiante marea. Por eso hay tantos hospedajes, para que esos marineros que debían esperar a que la marea les dejara levantar anclas, pudieran quedarse.

Esta es la razón por la cual también aquí se hablaba bastante francés, mientras que en el resto de Bretaña la gente hablaba bretón. Detalles, pero que hacen precisamenet a las particualridades de Pont-Aven como destino de artistas extranjeros en la segunda mitad del siglo XIX. Hoy ya no circula ni vino, ni sal ni cereales, pero sí hay turistas y viajeros que llegan para pasear en bote por el río o hacer largas y fotográficas caminatas.

Puerto de Pont-Aven, en Bretaña francesa

El Museo de Pont-Aven es algo que no puedes perderte tampoco. Su colección permanente está dedicada al pasado artístico del pueblo, desde 1860 en adelante. También hay algunas exhibiciones temporales durante el año así que puedes encontrar todo tipo de arte en este enorme espacio de 1700 metros cuadrados de superficie. Solía ser más pequeño pero en 2016 se amplió de la mano de los mismos que renovaron el Museo Rodin en París, en 2015.

La exhibición permanente está en el último piso y reune unas 4500 piezas de arte ordenadas cronologicamente, haciendo uso de distintas herramientas multimedia. El segundo piso es dónde ubican las exhibiciones temporales y también hay un jardín exterior inspirado en el trabajo de Filiger.

Y si quieres puedes comer en el restaurant del Hotel Julia, en el primer piso, que es dónde los viejos artistas solían vivir. Este museo abre todo el año, menos en enero, los siete días de la semana, aunque en temporaba baja abre de martes a domingo.

Museo de Pont-Aven

Si no viajas solo y lo haces con niños puedes llevarlos al Aven Parc, un enorme y fantástico laberitno de 40 mil metros cuadrados. Hay otras atracciones también, y es un gran destino pues combina diversión y placer. Y si estás en coche y queires moverte un poco a la redonda puedes acercrate a Névez para ver el Château du Hènant, la playa de Port-Manech, el sitio del Moulin du Poulguin o las fantásticas cabañas con techo de arena.

Galletes de Pont-Aven

Finalmente, dijimos al comienzo que Pont-Aven es muy famosa por sus galletas, galleitas, cookies, como les digas. Aquí nacieron unas galletas de amntequilla llamadas gallete de Pont-Aven, sabrosas, simples y muy locales, hoy en día verdaderos emblemas de la Bretaña francesa. ¡No dejes de probarlas!


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