Consejos para visitar el Museo Ghibli en Japón

Si te gusta la animación japonesa entonces debes conocer a Miyazaki Hayao, algo así como un Walt Disney japonés. Este anciano viene produciendo películas y series animadas desde los años ’60 y todas sus obras resplandecen por uno u otro motivo.

Es el creador de Princesa Mononoke, Mi Vecino Totoro, Se eleva el viento, El Increíble Castillo Vagabundo o El Viaje de Chihiro pero también tiene obras más antiguas que son una maravilla y de otras tantas que no son tan conocidas en occidente. Un viaje a Japón para un aficionado al manga/anime no está para nada completo sin una visita al Museo Ghibli así que apunta estos consejos porque hay que hay detalles a tener en cuenta.

Comprar las entradas del Museo Ghibli

Si quieres ir yo te aconsejo que sea lo segundo que compres después del pasaje de avión. Es que no es nada fácil conseguir entradas pues hay cupos y horarios limitados. Se compran online y deberás ingresar tus datos y elegir día y horario para hacer la visita. El problema es cuando vives en América del Sur pues no hay tarjeta de crédito que puedas usar y es frustrante intentarlo una y otra vez. Tengo amigos que han terminado muy frustrados.

La solución pasa por tener alguien en otro país que pueda sacar las entradas por ti. Si es japonés, mejor. Mis amigos hicieron precisamente eso y después, en la cola de la entrada, se apresuraron a hablar con el personal para aclarar la situación ya que los billetes llevaban el nombre de su amiga. ¡Y en japonés! Por suerte no hubo problemas.

¿Cuál es la otra opción si no tienes un amigo nipón? Pues una vez en Japón te acercas a una de las tiendas de conveniencia Lawson (son blancas y celestes con un tarro de leche como letrero), y allí dentro encontrarás una máquina de venta automática.

Lo mejor es pedir por ayuda porque puedes confundirte usándola, aunque no es muy complicado. Si no hay billetes para el día que quieres sigues buscando en el calendario hasta dar con un día más libre de visitas. Pero déjame decirte que eso también puede se frustrante porque Miyazaki es muy conocido y siempre hay visitantes. De un tiempo a esta parte Japón está recibiendo mucho turismo asiático, chinos especialmente, así que copan todo.

Es decir, que comprando las entradas directamente en Japón se corre el riesgo de quedarse sin ellas. Me ha pasado a mí en 2016 y fue muy triste. Estar tan cerca y a la vez tan lejos. Aún así, si no tienes otra opción y deseas fervientemente visitar el museo acude a un Lawson apenas puedas. Cuanto más rápido mejor. ¿Cuanto cuestan las entradas al Museo Ghibli? 1000 yenes nada más, unos 10 dólares.

Cómo ir hasta el Museo Ghibli

El museo no está lejos del centro de Tokio y llegas fácilmente en tren local. Si tienes el Japan Rail Pass el viaje está cubierto, sino tampoco es caro. Te acercas a la estación Shinjuku, una de las más populosas de Tokio, y buscas los andenes de la Línea Chuo con destino a Mitaka. Hay que andarse con cuidado con los trenes japoneses porque son puntuales y circulan muchos así que conviene preguntarle a alguien sobre el anden: ¿Mitaka iku? O fijarse bien que el tren, en el vagón frontal, lo dice en un cartel luminoso.

Desde Shinjuku es un viaje de 15 a 20 minutos. Sin el Japan Rail Pass pagas apenas 320 yenes ida y vuelta. Y en la estación Mitaka lo único que debes hacer es seguir las indicaciones… ¡y a la gente! Si el clima es bueno la caminata es mejor que el autobús pero como el autobús es tan simpático puedes ir en autobús y regresar a la estación caminando. El autobús es pequeño, amarillo y está decorado con los personajes de Miyazaki. ¡Por eso nadie se lo pierde!

El bus y la gente que opta por caminar al museo sigue casi el mismo recorrido. Salen de la estación y bordean un apacible canal bordeado de arboles. Después doblan por una avenida que inmediatamente bordea un parque, el Parque Inokashira. Dentro del parque, a metros de la calle nada más, se encuentra el museo. Llegas tras unos 20 o menos minutos de caminata.

El Museo Ghibli

Es una construcción típica de los diseños arquitectónicos que vemos en las películas de Miyazaki. Por fuera parece una casa del Valle del Viento, de la película Nauusica. Colores claros, formas redondeadas, una torre sobre la que se avista un robot de esos que aparecen en Laputa, Castillo en el Cielo, que parece vigilarnos.

Si es temporada alta, el verano, la primavera o el Año Nuevo Chino, hay gente así que hay una larga cola. Por suerte la eficacia japonesa hace que fluya muy rápido. Hay personal revisando las entradas y se avanza hasta la puerta, una puerta de madera con un vitral colorido decorado con personajes conocidos. Si por fuera es una casa más de las películas de Hayao Miyazaki por dentro podemos decir lo mismo, pero el estilo cambia totalmente.

Dentro el museo es una mansión inglesa del siglo XIX de esas que tan bien dibuja en muchas de sus películas. Kiki’s, El Castillo Vagabundo, Porco Rosso. Y déjame decirte, aquí no estás en Disney. No hay plástico, no hay nada cutre sino calidad y más calidad: pisos de madera en un amplísimo salón, escaleras con pasamanos elegantes y bien pulidos, un elevador antiguo de hierro con botones de resina, una escalerilla retorcida que une dos pisos y a los niños les encanta…

Con la entrada se te entrega un panfleto en en varios idiomas, inglés incluido, con un bosquejo de la casa y sus distintos ambientes. Se te aconseja un recorrido y después te puedes quedar dentro el tiempo que quieras. ¿Cuáles son los espacios que conforman ese recorrido? Está el Salón de la Exhibición Permanente «Donde nace una película», donde ves fotogramas en acción y por ejemplo, una rueda gigante que tiene distintos niveles con muñecos de Totoro, Satsuki y Mei, decenas de ellos en distintas posiciones que cuando empieza a girar crea una escena de movimiento continua maravillosa.

También hay un teatro-cine. Con la entrada te dan un billete especial y puedes asistir a la proyección de un corto realizado especialmente para el museo. Nunca lo verás fuera de aquí. El teatro es precioso, en madera, y el corto dura apenas unos minutitos. Hay otros salones que recrean el estudio de Miyazaki con libros, dibujos, pinceles, ropa, sus caramelos favoritos, los libros que le sirven de inspiración para sus dibujos…

Por supuesto que también hay una tienda, la Tienda Mamma Aiuto!, con un montón de merchandising para comprar. Si bien hay tiendas Ghibli por todo Japón aquí vas a encontrar algunas cosas especiales: el colgante brillante de Laputa Castillo en el Cielo, por ejemplo, termos de Totoro, pantuflas, sudaderas… Vale la pena darse una vuelta aún cuando haya mucha gente comprando.

En el piso superior hay un sector especial para niños que a los adultos les da mucha envidia: hay un nekkobasu o gatoautobús enorme, de peluche, para que os niños jueguen. ¡Maravilloso! También hay una terracita y desde allí una escalera de hierro sube a la torre donde el robot recibe visitas. Es magnífico.

Me he olvidado de decir que dentro del museo no se permiten las fotografías ni los vídeos y son bastante estrictos en eso, aunque yo he visto muchos haciéndose los listos con sus móviles. El único lugar donde sí se puede tomar fotos es en el exterior así que aquí arriba, con el robot, es donde todo el mundo empieza a disparar.

Y para terminar al visita mi consejo es que descanses en la cafetería. Contrariamente a lo que podríamos pensar, que aquí por un café te sacan la cabeza, por suerte es como en todo Japón. Los precios se respetan, nunca son excesivos, sin importar la categoría del lugar donde estés. Y antes de volver a la estación date una vuelta por los baños. ¡Qué maravilla! Son enormes, con paredes tapizadas, puertas de madera y grifos antiguos. ¡De una elegancia!


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