Disfrutar de Viena en tres días

Viena

Alguna vez fue el corazón de un imperio pero hoy, aunque conserva el título de ciudad imperial, su importancia en el devenir de la historia del mundo es un recuerdo. Viena es solo la capital de Austria, aunque el legado de aquella época de oro es su atracción turística más importante.

Viena es una ciudad de trazado urbano elegante, señorial, de palacios, plazas y bulevares y museos, cafeterías y galerías de arte, parques, norias y monumentos. ¿En tres días podemos disfrutarla? ¡Sí!

Viena, primer día

Café Ulrich

Consideraremos el primer día como la primera mañana en Viena. Si no quieres desayunar en tu alojamiento entonces puedes salir y buscar una cafetería. Hay muchas cafeterías en Viena, desde las más tradicionales hasta las más modernas. Entre estas últimas está Ulrich, por ejemplo, en la Ulrichplatz.

Abre a las 8 am y el menú de desayuno más caro cuesta 9, 80 euros. La carta es moderna, numerosa y variada. Esta cafetería/restaurante está cerca del Barrio de los Museos o MQ que además de su propia oferta de sitios para comer contiene los dos museos de arte más importantes de la ciudad: el Museo de Arte Moderno y el Museo Leopold dedicado al Impresionismo austriaco.

Barrio de los Museos

El primero, el Mumok, contiene una colección permanente de modernismo clásico y exhibiciones de arte contemporáneo que van cambiando, mientras en el segundo donde verás, por ejemplo, a Gustav Klimt. Si bien estos dos son los museos más importantes también están el Museo de los Niños y del Museo de Arquitectura Austriaca.

Si lo tuyo no son los museos con uno o dos puedes pasar un par de horas. Yo me quedo con el Leopold, el Impresionismo es mi corriente favorita. Una vez hecho esto tienes dos opciones: o puedes tomar el tour del autobús hop on-hop off o puedes ir caminando hasta el bulevar más famoso de Austria: la Ringstrasse.

Autobús hop on hop off

El autobús turístico es una buena opción: tiene alrededor de 50 paradas por toda la ciudad y puedes elegir entre seis rutas. Hay WiFi a bordo y además puedes apuntarte a una caminata guiada gratuita o combinar con un paseo en carruaje o un paseíto en bote por el Danubio. Si eliges el autobús y lo haces a conciencia estarás buena parte del día ocupado.

Tranvía de la Ringstrasse

Caso contrario puedes ir caminando hasta la Ringtrasse. Exige tomarse un tiempo para apreciar los elegantes edificios que la bordean: la Ópera, el Ayuntamiento, el Parlamento y varios palacios. Recorrerla toda implica caminar cuatro kilómetros o tomar el tranvía y ver todo desde el vagón. Pasado el mediodía puedes hacer una pausa para comer algo en otra cafetería o en algún parque, el Volksgarten, por ejemplo, parte del Palacio Hofburg, o frente al palacio mismo la Heldenplatz.

Palacio Hofburg

Ya que estás puedes visitar el Palacio Hofburg y los Apartamentos de Sissí y toda su elegancia. Si te gustan los caballos tienes tiempo de hacer la visita a la Escuela Imperial de Equitación Española. La visita guiada cuesta 18 euros pero si en verdad no quieres perdértela te conviene programarla porque los tours son a las 2, 3 y 4 pm dependiendo del día. Para entonces estará terminando la tarde y una merienda en Demel, una confitería exquisita que data del siglo XVIII, puede ser tu gran momento culinario del día.

Escuela Imperial de Equitación

Si te quedan energías puedes sumar un museo más, el Albertina o el de Historia Natural, pero si estás cansado puedes regresar a tu alojamiento, darte una ducha y salir a cenar.

Viena, segundo día

Catedral de San Esteban

Es increíble que después de visitar tanto el primer día todavía quede mucho en el tintero vienés, pero así es. La Catedral de San Esteban se fundó en 1137 y combina el estilo romanesco con el gótico. Puedes subir a la torre, 343 escalones, y apuntarte al tour para conocerla mejor. No te la pierdas.

Palacio Schonbrunn

Si el día es bueno es hora de conocer el Palacio Schönbrunn y hacer un viaje al siglo XVIII. Se trata de la residencia de verano imperial y puedes conocerlo por dentro y pasear por los jardines. Puedes visitar también el Museo Imperial de los Carruajes, una belleza, y con niños o si te gustan de los animales puedes sumar la visita al Zoo del palacio, el más antiguo del mundo pues data de 1752.

Parque Prater

Si quieres merendar al aire libre está el Parque Prater con su noria gigante, otro clásico vienés. Después de contemplar la puesta del sol desde la noria puedes cenar temprano en un restaurante de comida bávara, algo altamente recomendable, e ir a dormir. Lo cierto es que al segundo día de ir de aquí hacia allá uno quiere bajar las revoluciones. Los palacios y museos son los que se llevan más tiempo y terminas fusilado.

Viena, tercer día

Palacio Belvedere

Hablando de palacios nos queda uno: el Palacio Belvedere. Se trata en realidad de dos palacios en el medio de un parque que fueron construidos por órdenes del príncipe Eugenio de Saboya en estilo rococó. Están en el tercer distrito de Viena, nada lejos del centro, y llegas en el tranvía D. En ambos palacios hay museos, el Museo Austriaco de Arte Barroco, con arte del siglo XVIII, y la Galería Austriaca con arte del siglo XIX y XX.

Canal del Danubio en verano

El parque también merece un recorrido, hay más de cuatro mil plantas alpinas, así que las horas pasan y el tiempo vuela. De vuelta al centro de Viena puedes almorzar en algún sitio a orillas del canal del Danubio. Si vas en verano arman una playa, pero si no siempre hay cafeterías o bares para comer algo.¡Por ejemplo? Un sitio llamado Motto am Fluss.

También puedes pasear por el mercado al aire libre más famoso de Viena, el Naschmarkt en el distrito 6 (tomas el U-Bahn y bajas en Karlsplatz). Aquí hay cientos de puestos para comer y todo es muy colorido y vivo.  No quiero olvidarme del Cementerio Central donde verás las tumbas de Schubert, Strauss o Bethoven.

Naschmarkt

Por supuesto que nos han quedado lugares fuera pero en realidad el itinerario siempre debe ajustarse a los gustos del viajero. Si te gustan las iglesias antiguas está también la Iglesia de St. Peter y la Karlskirche, si te gustan los museos hay muchos más, si te gustan los palacios pasarás horas recorriendo estos elegantes edificios y el día se te esfumará.

Además, hay delicias culinarias típicas para probar y restaurantes regionales, pubs, winebars y bares de cerveza, si vas en verano, lo mismo la playa artificial de la que te hablé antes. Moverse es fácil, tienes la Wiener Linien de transporte público de 72 horas o la Vienna Card que suma atracciones y restaurantes. Aquí todo fluye, incluso el tiempo, así que si bien tres días alcanzar para disfrutar Viena yo diría que un par más son necesarios para conocerla mucho más.


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