El Castillo de Montalegre, en Portugal

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Cuando el Imperio Romano cayó con el tiempo sus lejanas colonias corrieron la misma suerte y fueron mutando en señoríos y reinos nuevos cuyo latín terminó deformándose hasta convertirse en algunas de las lenguas europeas que conocemos hoy. Surgieron entonces los castillos, construcciones enormes y fuertes que servían para protegerse de los enemigos que en aquellos siglos lejanos eran muchos, si no todos los vecinos.

En la localidad de Montalegre, en Portugal, se encuentra el castillo que ves en la foto: el Castillo de Montalegre. Esta zona del país ha estado habitada desde casi siempre por lusitanos, romanos y visigodos. Esta fortaleza la mandó a construir el rey Don Alfonso III en los tiempos en que reorganizaba las fronteras de su dominio, allá por la segunda mitad del siglo XIII.

El Castillo de Montalegre estaba destinado a proteger la frontera norte del reino, un reino que a la postre no duró mucho. Las tierras fueron después entregadas a Pedro Anes para que las poblara. De los tiempos bélicos y peligrosos el castillo sigue siendo un testigo privilegiado. Los puntos mas sobresalientes de su arquitectura gótica son la Torre del Homenaje, lejos de su habitual lugar en el centro del patio, más cerca aquí de la muralla y construida con posterioridad al resto de las torre pues es de 1331.

Es alta, más que las otras tres que coronan el castillo, tiene cuatro pisos, sistema de evacuación de aguas, bóvedas y paredes muy gruesas con corredores que van y vienen por su interior y brindan además acceso a algunos balcones. La forma original de este castillo en Portugal sufrió algunas modificaciones en siglos posteriores peor básicamente no cambio su forma general. El Castillo de Montalegre se alza a 21 metros de altura y cuenta con su propia cisterna excavada en la misma roca.


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