El Gueto de Varsovia

Imagen| Wikipedia

La capital de Polonia, Varsovia, es en la actualidad una ciudad vibrante de casi 2 millones de habitantes donde lo tradicional y lo moderno se aprecia en cada rincón de la ciudad. Un lugar sorprendente que fue completamente arrasado durante la II Guerra Mundial pero que logró renacer de sus cenizas. Un lugar especialmente castigado en aquel tiempo fue el gueto de Varsovia, el asentamiento judío más grande del mundo en el que fueron forzosamente confinados entre octubre y noviembre de 1940 por los nazis.

Los inicios del Gueto de Varsovia

En 1939 al producirse la invasión de Polonia, el gobierno presidido por Hans Frank decidió segregar a la comunidad judía que residía en Varsovia del resto de la población polaca. El motivo era trasladar al país las mismas medidas antisemitas que ya existían en Alemania, algo de lo que se encargaría posteriormente el nuevo alcalde Ludwig Fischer.

De este modo, casi 90.000 familias polacas fueron trasladadas por la fuerza a un antiguo gueto judío de la Edad Media cuando Polonia tan sólo era un ducado. A pesar de que el abandonar sus casas fue un verdadero trauma todavía tenían algo de libertad para moverse por el resto de la ciudad pero en noviembre de 1940 las tropas de las SS acordonaron el gueto de Varsovia inesperadamente y empezaron a levantar un muro de 4 metros de altura y 18 metros de largo que dejó aislados a 300.000 judíos que ascenderían a 500.000 en pleno conflicto bélico.

El gobierno del gueto de Varsovia recayó en el conocido como Consejo Judío de Varsovia liderado por Adam Czerniaków que se ocupó tanto de la gestión interna del gueto como de los contactos con los alemanes y los polacos en el exterior. Esta administración estuvo compuesta por funcionarios de la burguesía judía mientras que el resto de los habitantes que estaban sumidos en la pobreza. De hecho, para controlar a estos últimos se creó una policía judía cuyos agentes uniformados con brazaletes judíos y armados con porras establecieron un régimen brutal hacia sus propios semejantes.

Imagen| Muy Historia

La vida en el gueto

La vida en el Gueto de Varsovia no fue sencilla porque nadie podía salir salvo quienes fueran empleados forzosos del Gobierno y siempre bajo la escolta de las SS o de los polacos de la Policía Azul.

A comienzos de 1941, el Gueto de Varsovia se situó al borde de la hambruna como consecuencia de las expropiaciones y confiscaciones de las SS. La situación pudo paliarse gracias a una sabia racionalización de los víveres. Sin embargo, en el verano de ese mismo año Alemania invadió la Unión Soviética y el Gueto de Varsovia empeoró su situación ya que en esta ocasión todos los recursos fueron destinados a la campaña militar en Rusia. Debido a estas carencias y a la propagación de una epidemia de tifus, miles de personas morían de hambre cada día.

Comienza el Holocausto

Si ya de por sí la situación era lamentable en el Gueto de Varsovia, ésta empeoró más cuando comenzó la Solución Final en Europa en julio de 1942. Se comunicó al Consejo Judío que el Gueto de Varsovia iba a ser desalojado para reubicar a la población en Europa Oriental. Aquellos que se resistieron fueron apaleados ya arrestados y finalmente subidos a un tren con vagones de ganado y deportados al campo de exterminio de Treblinka donde fueron asesinados en las cámaras de gas.

Durante la primera mitad de 1942, la población del Gueto de Varsovia se fue reduciendo radicalmente porque todos los días salían trenes con destino hacia los campos de exterminio. La magnitud del Holocausto era tal que resultaba imposible ocultarla para los habitantes del Gueto de Varsovia en 1943, por lo que muchas personas prefirieron morir luchando que ser vilmente asesinados. Así fue como nació el Comité Judío de Coordinación que realizó acciones de resistencia contra los nazis como el llamado Levantamiento del Gueto de Varsovia cuya lucha se extendió todo un mes en 1943. Esta rebelión dejó un saldo de 70.000 judíos muertos, entre los caídos en la lucha y los prisioneros, los cuales unos serían fusilados de inmediato y el resto deportados para ser gaseados en el campo de exterminio de Treblinka.

Con la derrota del Levantamiento del Gueto de Varsovia, el barrio quedó totalmente deshabitado con todos los edificios convertidos en escombros. La Unión Soviética conquistó Varsovia a inicios de 1945.

Imagen| Itongadol

El Gueto de Varsovia en la actualidad

La historia de los judíos polacos de Varsovia se ve actualmente en cada esquina de la ciudad, como por ejemplo en la sinagoga Nozyk. Próximo a este templo, entre la calle Marszalkowska y la plaza Grzybowski se localizan los edificios medio en ruinas número 7, 9, 12 y 14, que aún tienen las ventanas rotas y los balcones destrozados, que recuerdan aquella devastación.

Hay una calle que sobrevivió a la destrucción y que pese a las invasiones rusas y alemanas ha conservado su nombre: la calle Prozna. Aquí hay edificios en los que se puede observar todavía el impacto de la metralla. Saliendo de esta calle Prozna ponemos rumbo al museo de la historia de los judíos polacos, en pleno centro de lo que fue el Gueto de Varsovia.

El museo se caracteriza por ser moderno e interactivo y por explicar de manera detallada la historia de la comunidad judía polaca en una exhibición que recorre los 1000 años de historia de los judíos en este país. Sus orígenes, su cultura, los motivos por los que Polonia acogió de manera preferente a los judíos y cómo se fue desarrollando ese sentimiento antisemita que eclosionó en los años 40 del siglo XX hasta derivar en el Holocausto.

Frente al museo se erige un monumento que rinde tributo a los judíos que protagonizaron el levantamiento en el Gueto de Varsovia en el año 1943. De un lado se observa a los judíos en fila y cabizbajos, del otro se muestra una escena de donde miran de frente y con espíritu de lucha.


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