Molina de Aragón

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Molina de Aragón es uno de los pueblos medievales más hermosos de Guadalajara (España). Situada al nordeste de la provincia, es una ciudad con una gran riqueza monumental. Un viaje a Molina de Aragón supone un camino por la Edad Media siguiendo las huellas del Cid Campeador. Surgida a los pies de su castillo conserva un puente románico, la judería y la morería así como numerosas casas-palacio renacentistas y barrocas reflejo del esplendor como capital del señorío independiente de Molina.

Pero, ¿qué lugares son los imprescindibles durante una escapada a Molina de Aragón?

Castillo- Fortaleza

Ubicado sobre una ladera que domina el valle es el castillo más impresionante de los que se pueden encontrar por Guadalajara y marca por completo el carácter de Molina de Aragón. En el castillo de Molina de Aragón podemos distinguir la fortaleza rodeada de una muralla que data del siglo XII y que fue construida por el primer señor de Molina, Manrique de Lara, y la llamada Torre de Aragón que fue levantada sobre el castillo musulmán y éste sobre un castro celtíbero anterior.

El acceso al Castillo de Molina de Aragón se hace por la Puerta del Reloj, que es parte de la muralla que rodea el recinto, con sus torres de vigilancia, dejando un gran espacio en su interior que en el siglo XIII albergó un barrio medieval siendo señora de Molina Doña Blanca Alfonso. Los vestigios de la iglesia románica de Santa María del Collado es muestra de ello.

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Al castillo propiamente dicho se accede por una puerta con arco apuntado. Atravesándola podemos comprobar el espesor de los muros. En el patio de armas se situaba la residencia del señor de Molina, las caballerizas, las cocinas, los aljibes, los almacenes y el calabozo. Por otro lado, podemos observar que las torres tienen tres plantas estaban comunicadas por escaleras metálicas y tenían grandes ventanas de arcos apuntados.

Desde el castillo llegamos a la Torre de Aragón, la segunda fortaleza con torre pentagonal rodeada de una muralla con almenas. Se trata de una reconstrucción del siglo XIX aunque así se sitúa la antigua fortaleza árabe y el castro celtíbero. La Torre de Aragón posee tres plantas y de tres ventanas. En lo alto de la torre hay una terraza almenada que permite divisar la espectacular comarca de Molina.

La visita al castillo de Molina de Aragón se puede hacer por libre (3 euros) o guiada (5 euros) con grupos mínimos de 10 personas. Por la mañana parten grupos de la Oficina de Turismo a las 11:30 horas (Calle las Tiendas, 62. Teléfono: 949 832098) pero conviene consultar los días en que se puede realizar además de los fines de semana. Por la tarde, se organiza la visita guiada a la ciudad a las 17:30 horas pero no saliera se abriría el castillo. La Torre de Aragón, convertida en centro de interpretación, se visita de manera separada (2,5€) tras subir una cuesta muy empinada.

Iglesia de Santa Clara

Imagen| Viajero de la Historia

Cerca de la carretera que da a las murallas exteriores del castillo-fortaleza, en el caso viejo, encontramos la iglesia de Santa Clara. Está documentado que durante el medievo esta iglesia custodiaba numerosas reliquias de santos y en ella podemos apreciar la presencia de los últimos coletazos del románico en España con una nave de un único tramo en su interior.

Conocida antaño como Santa María Pero Gómez, se dice que el templo fue construido a finales del siglo XIII por un caballero llamado Pero Gómez que fue pariente y mayordomo de doña Blanca Alfonso de Molina. En recuerdo de su fundado, el templo recibió dicho nombre aunque en la actualidad a la iglesia se la conoce simplemente como Santa Clara al estar comunicada con el convento homónimo. El acceso principal a la iglesia se ubica en el lateral de la iglesia, en una destacada portada a la que se llega al subir unas escalinatas.

Iglesia de San Francisco

Fue fundado a finales del siglo XIII por doña Blanca Alfonso para ser habitado por monjes de clausura siguiendo un estilo gótico pero a lo largo de su historia ha sufrido diversas reformas presentando actualmente varios estilos como un exterior barroco y un interior gótico, renacentista y barroco. La iglesia es de una sola nave, y está cubierta con bóvedas de crucería que descansan sobre columnas

Durante la Guerra de la Independencia española, los franceses ordenaron incendiar Molina de Aragón y la cuarta parte de sus edificios quedaron en ruinas. Los franciscanos tuvieron que abandonar el monasterio y éste fue gravemente dañado.

En 1836 a causa de la Desamortización de Mendizábal, los monjes fueron expulsados y el Estado convirtió el monasterio en Hospital Civil. Posteriormente, la iglesia quedó abandonada durante varias décadas hasta que en 1886 las Hermanas de la Caridad de Santa Ana crearon aquí un hospital para pobres al que llamaron Hospital de Santo Domingo. En la actualidad el edificio está ocupado por una residencia de ancianos atendida por dichas religiosas? y por el Museo Comarcal de Molina de Aragón.

Iglesia de San Gil

La iglesia de San Gil o de Santa María la Mayor de San Gil es de origen románico, aunque está completamente restaurada tras sufrir un terrible incendio que le causó daños irreparables en 1915. Hasta aquí se trasladaron los restos mortales de doña Blanca procedentes de la iglesia de San Francisco en la dijo querer ser enterrada con motivo de la Desamortización de Mendizábal pero el incendio lo destruyó todo y nada se conserva. Tampoco las obras de arte que allí se guardaban.

El puente románico

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Desde hace siglos, un puente de estilo románico salta el río Gallo, afluente del Tajo, para comunicar el Monasterio de San Francisco con la ciudad vieja. Desde él se pueden tomar fotos muy bonitas de Molina de Aragón. Construido en piedra arenisca rojiza está formado por tres ojos.

Palacetes de Molina de Aragón

Durante la época de esplendor que vivió Molina de Aragón, numerosas familias nobiliarias se hicieron construir allí suntuosos palacios. De ahí que Molina sea uno de los municipios castellanos con más palacetes en el casco histórico: el Palacio de los Molina, el de los Montesoro, el de Arias, el de Garcés de Marcilla o el del Marqués de Villel, entre otros.


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