Desde tiempos inmemoriales, la peregrinación a lugares sagrados ha sido algo común a muchas religiones. Estos itinerarios tenían un sentido espiritual y de acercamiento a la divinidad. En el caso del cristianismo, los grandes centros de peregrinación son Roma (Italia), Jerusalén (Israel) y Santiago de Compostela (España).
Ya sea por una promesa, por razón de Fe o por un reto fijado para superar solos o en compañía, todos los años miles de personas emprenden a pie un largo viaje con destino a Santiago de Compostela, lugar donde está enterrado el Apóstol Santiago. Pero, ¿quién fue esta figura tan importante en la historia de España y cuáles fueron los orígenes del Camino de Santiago?
¿Quién fue el Apóstol Santiago?
Según la tradición oral, Santiago (uno de los apóstoles de Cristo) desembarcó en la Bética Romana para predicar en este territorio. Tras un largo periplo por la Península Ibérica, regresó a Jerusalén y en el año 44 fue decapitado con una espada. Sus discípulos recogieron su cuerpo y lo embarcaron en dirección a la Hispania Romana. La nave llegó a la costa marítima gallega y el cadáver fue trasladado al lugar donde se halla la catedral compostelana en la actualidad para darle sepultura.
En el año 1630, el papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apóstol Santiago el Mayor fuera considerado único Patrón de la nación española. El escritor español Francisco de Quevedo llegó a afirmar que «Dios hizo a Santiago, Patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada».
Fue en el siglo IX cuando se divulgó en Occidente el descubrimiento de la tumba de Santiago Apóstol en Santiago de Compostela. Desde entonces, el flujo de peregrinos nunca cesó aunque la ruta jacobea ha vivido periodos de mayor y menor esplendor.
Durante siglos se erigieron muchos monasterios e iglesias a lo largo del camino y gente procedente de todos los rincones de Europa acudía hasta Santiago de Compostela para conocer el sepulcro del Santo Apóstol. El apogeo del Camino de Santiago continuó hasta el siglo XV (cuando la reforma protestante y las guerras de religión provocaron el descenso del número de peregrinos) y tocó fondo en el siglo XIX. Sin embargo, a finales del siglo XX entró en una fase decisiva de recuperación gracias al impulso de diferentes entidades civiles y religiosas. Se crearon así varias rutas que desde toda España confluían en Galicia.
Rutas del Camino de Santiago
Existen multitud de rutas para hacer el Camino de Santiago. Los más importantes son: el francés, aragonés, portugués, del norte, primitivo, inglés, del Salvador, vasco, de Boyana, baztanés, de Madrid, catalán, del Ebro, del Levante, del sureste, de la lana, de la plata, sanabrés, de Cádiz, mozárabe y Fisterra.
Una vez se ha decidido emprender este largo viaje hasta Santiago de Compostela queda elegir entre hacer el Camino de Santiago por libre o de forma organizada con alguna agencia de turismo. Ambas formas tienen sus ventajas e inconvenientes pero dependiendo de las expectativas y motivaciones del viaje será más interesante una manera u otra de viajar hasta esta localidad gallega.
Consejos para realizar el Camino de Santiago
Antes del viaje
Lo más aconsejable para sobrevivir a las largas jornadas de caminata es entrenar las semanas previas al viaje (a ser posible con la mochila a cuestas) para ganar fondo físico y resistencia. Aunque éstas deberán ser cada vez más largas, también habrá que dosificar el esfuerzo en función de las condiciones físicas de cada peregrino. No conviene lesionarse antes de emprender el viaje.
A la hora de hacer la mochila para recorrer el Camino de Santiago debemos tener en cuenta que ésta no deberá superar los 10 kilos. Lo mejor es poner lo más pesado al fondo y lo más próximo posible a la espalda para moverse con mayor comodidad. Será imprescindible viajar con un saco de dormir, ropa, calzado cómodo, un sombrero, un pequeño botiquín y algo de comida y bebida. No podemos olvidar llevar el teléfono móvil, una linterna, un mapa, un báculo y la vieira que nos identifique como peregrinos.
En caso de recorrer el Camino de Santiago en bicicleta habrá que llevar el peso equilibrado para que el pedaleo sea lo más cómodo posible. Llevad unas alforjas o una parrilla en la parte trasera, un triángulo hombrera para colocar bajo la barra del sillín y guardar las herramientas y una bolsa para colocar en el manillar y guardar ahí la documentación o las rutas del camino.
No es recomendable llevar demasiado dinero encima y lo mejor es usar tarjetas de crédito. En casos de urgencia, debemos comunicar a algún familiar o amigo el recorrido que vamos a realizar y llevar anotados los teléfonos de las Oficinas de Información por lo que pudiese suceder.
Además, antes de iniciar el viaje es conveniente hacer una planificación de las etapas que se realizarán. Muchos peregrinos experimentados aconsejan hacer 25 ó 30 kilómetros diarios y descansar una jornada cada siete días.
Durante el Camino de Santiago
Seguro que muchos os preguntaréis cuál es la mejor época para realizar el Camino de Santiago. El 90% de los peregrinos optan por viajar en los meses de mayo a septiembre pues en invierno las precipitaciones son muy intensas en el norte de España y en verano el calor es sofocante en todo el país.
Final del viaje
Al final del viaje se puede obtener «La Compostela», un certificado que expide la Iglesia y que acredita que se ha realizado el Camino de Santiago. Para obtenerlo será necesario portar una “acreditación de peregrino” que se deberá sellar un par de veces al día en los albergues, iglesias, bares o tiendas del camino.
Esta acreditación la proporcionan las autoridades eclesiásticas de cualquier ciudad española, los ayuntamientos o las comisarías de policía de las ciudades y pueblos que forman parte del Camino de Santiago.
Para conseguir «La Compostela» se deberá acreditar que se han recorrido a pie los últimos 100 km del camino o bien 200 km en bicicleta. Ésta se recoge en la Oficina del Peregrino junto a la plaza de Praterías, a pocos metros de la catedral.
Catedral de Santiago de Compostela
La Catedral de Santiago de Compostela es la obra más sobresaliente del arte románico en España. Es, además, la meta final del Camino de Santiago que durante siglos ha llevado a los peregrinos de la cristiandad hacia la tumba de Santiago Apóstol. Por si fuera poco, la de esta catedral fue la piedra inaugural para la construcción de Santiago de Compostela, una urbe monumental que nació con vocación de Ciudad Santa y Patrimonio de la Humanidad.
El antecedente más remoto de la Catedral fue un pequeño mausoleo romano del siglo I en el que se dio sepultura a los restos del Apóstol Santiago después de su decapitación en Palestina (año 44 d.C). La construcción de la gran Catedral de Santiago de Compostela debió comenzar alrededor del año 1075, promovida por el obispo Diego Peláez y dirigida por el Maestro Esteban.
Se puede decir que la mayor parte de la Catedral estaba construida hacia el 1122. Los aires barrocos del siglo XVIII desvirtuaron exteriormente la originalidad románica. Se sustituyó la fachada de la Azabachería y se cubrió la gran fachada occidental con la del Obradoiro.