El paisaje que ves en la fotografía pertenece a un sitio popular conocido como Garganta la Olla. Se encuentra en Extremadura, una de las comunidades autónomas que conforman España y que está en el suroeste del país.
¿Te gustaría ir a conocerlo, caminar, ver sus paisajes, comer y pasar unos días agradables ahora que comienzan los días realmente lindos? Entonces, lee este artículo para ver que hay que ver en este rincón precioso de Extremadura.
Garganta la Olla
Oficialmente es un municipio que está dentro de la provincia de Cáceres y tiene alrededor de mil habitantes nada más. Es un sitio que desde su geografía se caracteriza por el tallado de gargantas, cañones, es decir surcos excavados en la tierra por la acción de un río a través del tiempo y de un proceso llamado epigénesis. El resultado es una hendidura, un cañón, en general de paredes muy verticales.
Los especialistas dicen que la zona está poblada desde hace siglos pues se han encontrado antiguos castros vettones. También los visigodos fundaron dos monasterios, hoy en ruinas. El primer pueblo se construyó en la Alta Edad Media y es esta primera población la que se conoce en general como Garganta la Olla o Garganta de la Olla. El pueblo está en el cruce de dos cañones, el de San Blas y la Mayor.
Estas tierras estuvieron durante algún tiempo en manos árabes y después volvieron a manos cristianas. Saltando en el tiempo, en tiempos de la Guerra Civil, estuvo bajo el bando nacionalista y fue a lo largo del siglo XX que su población empezó a menguar debido a la clásica migración del campo a la ciudad. Desde 1982 el pueblo y sus viejos edificios fueron declarados Conjunto Histórico-Artístico.
Qué ver en Garganta la olla
Su naturaleza es envidiable así que es genial para cualquier amante de la naturaleza, pero como dijimos el pueblo es Conjunto Histórico-Artístico así que tienes un poco de cada cosa. Empecemos por lo primero:
Puedes visitar la Ermita de San Martín, la Ermita del Santísimo Cristo del Humilladero, la Casa de la Inquisición y la Iglesia de San Lorenzo Mártir, con su órgano barroco y su torre de 30 metros, por ejemplo. La segunda ermita fue construida en el siglo XVI y ha tenido varias reformas pero dentro podrás contemplar un bello altar decorado con azulejos talaveranos y un escudo del siglo XVI.
También está la Casa de las Muñecas, antigua casa que funcionaba como prostíbulo para la gente del emperador Carlos V cuando viajaba y se hospedaba en el Monasterio de Yuste. La casa es de color azul, entonces y hoy, para reconocer su particular función. La Casa de Postas es una casa usada en la época de Carlos V para albergar viajeros. También está la Casa Carvajal, con su escudo nobiliario, y todas las bonitas calles del Barrio de la Huerta.
Suma las Casas gemelas, la Casa de la Peña, la Casa de mozas de fortuna, el hospital de mendigos y pobres o la Casa de Francisco Díaz de 1573 que es una de las más antiguas del pueblo y tiene dos plantas con entramado de ladrillos cocidos, al estilo mudéjar. Díaz era el maestro de obra de la iglesia por aquel entonces y era un vasco que se ocupó de la iglesia y su torre.
La Casa de Félix Mesón Gómez pertenecía a una familia de buena posición y en la fachada puedes ver el escudo picado en el centro por la estrecha relación que tenían con la Inquisición. La Casa Parroquial es de 1760 y sigue sirviendo como vivienda del párroco local. La calle Chorrillo es la mas importante del pueblo y tiene una pequeña fuente también. Si te detienes en ella puedes dedicarte unos segundos a ver el paisaje urbano tan repleto de casas antiguas y balcones de madera.
Finalmente no te olvides del Museo de la Inquisición, un pequeño museo del horror con calabazo, sala de torturas y elementos macabros que se aplicaban sobre los presos, y la casa de los Duques de Alba que en el siglo XVIII se convirtió en la casa de la contratación de la seda (en el barrio de la Huerta, en el número 21).
Ahora le toca el turno a los paisajes naturales. Obviamente están las gargantas que son características de la zona. Tenemos la Garganta Mayor, la Garganta de la Piornala y la Garganta de las Majadillas, por ejemplo. Un buen recorrido sería incluir gargantas, piscinas naturales y ollas. Muchas se encuentran a la entrada del propio pueblo si vienes desde Cuacos de Yuste. Precisamente sobre la carretera te puedes detener en el mirador de La Serrana de La Vera.
Aquí hay una estatua de una mujer, protagonista de una leyenda según la cual ella, Isabel de Carvajal, miembro de una distinguida y poderosa familia local, fue abandonada en el altar por el sobrino del obispo de Plasencia. Entonces, por venganza, la mujer se fue a vivir a una cueva en la sierra y para vivir embaucaba a viajeros y los mataba. Iba armada con ballesta y puñal y a partir de entonces se la conoció con el nombre de La Serrana.
Si vas en verano, una buena idea, puedes aprovechar las piscinas naturales de agua fresca. Las encuentras en la Garganta Mayor, justo debajo del puente de la ruta que te lleva al Monasterio de Yuste, a solo un kilómetro del pueblo. Si estás en coche puedes estacionarte a la vera de la ruta y después caminar. La Marmita del Gigante es la que está bajo el puente, a veces incluso tiene un chiringuito para comprar bebidas y comida. Si no te convence, sigue caminando y darás con otras piscinas.
Pasas el puente y hay una cascada con un par de estanques, más tranquilos. Si sigues caminando río arriba, por un camino sin marcar que entra y sale del río, encuentras más estanques de distintos tamaños. Solo tienes que buscar hasta dar con uno que te guste para pasar el rato.
Finalmente, puedes hacer algunas compritas: pimentón de Vera, truchas, cerveza de bellota, migas, embutidos, y queso de cabra, por ejemplo. Esta parte de Extremadura es muy hermosa así que si vas en coche puedes saltar de pueblo en pueblo probando distintos platos, refrescandote en los ríos, disfrutando del verano.