El Sakurajima es uno de los volcanes más activos de Japón y probablemente del mundo y el símbolo de la ciudad de Kagoshima, cuyos habitantes se debaten desde hace cien años entre el amor y el miedo a su gran montaña de fuego. Si hay un volcán vivo en el planeta, éste es sin duda Sakurajima: emite humo y gases constantemente y cada cierto tiempo se registran erupciones de baja intensidad. En 2010 el volcán batió su propio récord de explosiones anuales, algunas de las cuales alcanzaron los 5 km. de altura.
Fue en 1914 cuando se produjo la mayor y más destructiva erupción que se recuerda. Grandes y temibles ríos de lava asolaron la zona y al solidificarse transformaron la entonces isla de Kagoshima en una península, lo cual por cierto ha afectado a las mareas, aumentando su amplitud. En resumen: las fuerzas de la Naturaleza jugaron a remodelar el mapa de Japón, adermás de cobrarse la vida de 35 personas. Los «avisos» que había dado el vlcán los días previos al desastre sirvieron para prevenir a la población, que fue evacuada en masa, evitando que el número de víctimas mortales fuera aun mayor.
A pesar de ser un lugar realmente peligroso, el Sakurajima atrae a casi dos millones de visitantes cada año. En los alrededores hay fuentes termales, establecimientos de hidroterapia y un suelo muy fértil que permite el cultivo de los rábanos chinos más gruesos del mundo (algunos ejemplares alcanzan los treinta kilos de peso). También este deolado paraje ha sido escenario elegido para el rodaje de un buen número de películas tanto japonesas como extranjeras.
En el Parque Nagisa los visitantes pueden admirar las piedras volcánicas. Si se visita este lugar lo mejor dedicar un día entero. Hay un autobús que recorre los enormes campos de lava que las últimas erupciones han creado. El paisaje cambia año tras año. Otra opción es tomar el ferry que zarpa desde Kagoshima y desde el que se puede observar el Sakurajima desde el mar.