Teatro romano de Mérida

Teatro de Mérida

Al oeste de España se encuentra Mérida, la capital de Extremadura, la cual fue fundada por los romanos en el siglo I a.C. Aquí se ubica uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes de Europa del cual forma parte el teatro romano de la ciudad.

Aunque los romanos no eran muy aficionados al teatro, una ciudad del prestigio de Mérida debía contar con un impresionante edificio para los juegos escénicos. El de Augusta Emerita (como se la conocía en aquella época) tenía una capacidad de 6.000 espectadores, una cifra muy alta para la época acorde a la importancia de esta ciudad hispana.

En la actualidad, cada verano acoge las representaciones del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Una cita que le devuelve su esplendor y la función original para el que fue creado hace siglos.

Historia del Teatro romano de Mérida

El Teatro romano de Mérida fue construido bajo el patrocinio de Agripa, yerno de Augusto, entre los años 16 y 15 a.C. por instancia del cónsul Maco Vipsanio Agripa. Al estar totalmente expuesto a las inclemencias meteorológicas tuvo que ser reparado a principios del siglo II durante el gobierno del emperador Trajano.

Fue entonces cuando se erigió la actual fachada, que cuenta con tres vanos por donde acceden los actores al escenario. Más adelante, bajo el gobierno del emperador Constantino, se introdujeron una calzada de cemento que rodea el monumento y nuevos elementos arquitectónicos-ornamentales. El escenario para las actuaciones presentaba un pavimento de mármol, además de varias estatuas y tres puertas.

El Teatro romano de Mérida llegó a tener una capacidad de 6.000 espectadores. Éstos se distribuían de abajo a arriba según la clase social en tres sectores de gradas, que estaban separadas por barreras y pasillos y a las que se accedía por unas escalerillas.

Posteriormente este lugar vivió un largo periodo de decadencia. Por ello, se abandonó y se cubrió con arena, de tal forma que sólo la grada superior (summa cavea) quedó a la vista. Más tarde el Teatro romano de Mérida recibió el nombre de Las siete sillas pues según la tradición, se decía que los sultanes moros se habían sentado para decidir el destino de la ciudad.

Las excavaciones arqueológicas en el teatro empezaron en 1910. Desde 1933 alberga la celebración del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y en 1962 comenzaron las labores para su reconstrucción parcial. Décadas más tarde fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.

Teatro de Mérida

Distribución del Teatro romano de Mérida

El teatro se encuentra junto a la muralla y con gran parte de su graderío apoyado en el cerro de San Albín, en una situación periférica dentro del conjunto romano.

Los espectadores del Teatro romano de Mérida ocupaban su asiento en uno de los tres sectores de gradas existentes dependiendo de su estrato social: caveas summa, media e ima, las cuales estaban separadas por barreras y pasillos.

Cuando comenzaron las labores de excavación en 1910 para recuperar los restos del teatro, la deteriorada grada superior era lo único que sobresalía de la arena que lo cubría. En el pasado, al quedar destruidas las bóvedas de los accesos, sólo quedaban en pie los siete cuerpos de sus gradas, lo que dio lugar a que esas ruinas fueran bautizadas como las Siete Sillas, de las que anteriormente hablábamos.

La cavea ima era el lugar que ocupaban los caballeros de Emerita Augusta. En la época de Trajano se modificó y erigió un espacio sagrado en su centro rodeado de una baranda de mármol. Frente a la cavea ima vemos tres gradas más bajas y anchas, donde los sacerdotes y magistrados disfrutaban del espectáculo.

El espacio semicircular donde se ubicaba el coro, la orchestra, luce un suelo mármol fruto de una reforma tardía. La escena se cierra con un muro de 30 metros de altura estructurado en dos cuerpos de columnas en las que podemos ver estatuas de emperadores divinizados y de dioses Todo se eleva sobre un podio decorado con ricos mármoles.

Tras el muro del escenario se aprecia un amplio jardín porticado cerrado por muros con hornacinas que fueron decoradas con estatuas de miembros de la familia imperial. En principio se interpretó como una biblioteca, pero el descubrimiento de varias estatuas, entre ellas el célebre retrato de Augusto velado como Pontifex Maximus y otro de Tiberio, además de varias inscripciones relacionadas con el culto imperial, llevaron a interpretar que el lugar se destinó a este culto, que después radicaría en el Templo de Diana.

Imagen| Wikimedia Commons

Horarios y entradas

Horarios

  • Del 1 de octubre al 31 marzo  de 9:00h a 18:30h
  • Del 1 de abril al 30 septiembre de 9:00h a 21:00h

Tarifas

  • Entrada individual:  12 € (normal) – 6 € (reducida)

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