Verano en Túnez

Al norte de África está la República Tunecina, comúnmente llamada Túnez. Descansa sobre el Mediterráneo, entre sus aguas y la cordillera del Atlas, con gran parte del famoso desierto del Sahara ocupando su territorio.

En verano reina el buen tiempo. A partir de mayo se pueden disfrutar de las visitas a los desiertos, yacimientos arqueológicos y playas pues la temperatura está entre los 12 y los 28 ºC así que aunque no tiene veranos frescos es una buena estación para disfrutar del aire libre. ¡Y vaya playas que tiene! Averigüemos entonces qué se puede hacer un verano en Túnez.

Las playas de Túnez

La costa mediterránea concentra entonces asentamientos urbanos que se han volcados a las actividades marítimas y al turismo. El país tiene 1300 kilómetros de costa y de ellos unos 600 están ocupados por playas. Cada verano se cuentas unos 7 millones de turistas que llegan a disfrutarlas.

En estos balnearios la oferta de alojamiento es variada y tanto puedes alquilar un departamento como ir a un hotelito simple o a un hotel de lujo o incluso a un apart-hotel. Veamos algunas de sus mejores y más turísticos destinos playeros.

Djerba

Es una isla que mide 25 kilómetros de largo por 20 de ancho y tiene 150 kilómetros de costas. Está a unos 2 mil metros de la costa, en el golfo de Gabés, y es un destino de lujo. También se la conoce con los nombres de Jerba, Yerba o Gelves.

Tiene un buen puerto natural sobre la costa sur y muchos siglos de historia ya que pasaron por aquí los cartagineses, los romanos, algunas tribus bárbaras, los bizantinos y finalmente los árabes. Cada pueblo ha dejado su huella así que más allá de disfrutar del sol y el mar hay buenos sitios para perderse en el pasado.

A Djerba se llega en transbordador desde el continente y por un terraplén o «calzada romana» de siete kilómetros de largo y que es por lo menos del siglo III a.C. Su temperatura media anual ronda los 19 ºC y su máxima en el verano es de 33 ºC. Un placer porque sopla la brisa del mar y refresca bastante. Aquí en Djerba hay al menos 20 playas, todas sobre la costa oriental y todas de arenas doradas.

Antes de los años ’50 no era un destino turístico pero a mediados de esa década desembarcó Club Mediterranée y torció el rumbo de la historia. Así, para los años ’80 la isla entera ya vivía del turismo. El correr del tiempo ha dejado a las plaza hotelera algo atrasada y ya no tiene el esplendor de antaño pero siempre hay ofertas nuevas y la industria trata temporada a temporada brindar lo mejor a sus visitantes, así que hay casino, museos, ruinas antiguas, campo de golf, spas y demás.

Las mejores playas son las de Sidi Bakkour, Sidi Hacchani y Sidi Mahrez, al nordeste, y se suman las del sur, la Sidi Jmour al oeste y al este la de Aghir y la Sidi Garrous.

Susa

Sobre la costa este de Túnez está esta ciudad que es la capital de la gobernación de Susa. Está a 140 kilómetros de Túnez y descansa sobre el Golfo de Hammamet. Su medina es desde el año 1988 Patrimonio de la Humanidad.

No muy lejos del centro de Susa está el centro turístico Port El Kantaouti, conocido como el «primer puerto jardín del Mediterráneo». Es estilo tunecino 100%, lo que nos presenta una postal verde y ondulada, con aires árabes-andaluces, de hoteles, edificios, comercios y centros dedicados al ocio. Se suma además la marina, con capacidad para 340 amarres, y un campo de golf.

Claro, no podemos olvidarnos del atentado que ISIS cometió aquí en 2015 y en el que murieron más de 30 personas. Un terrorista armado con un  rifle de asalto ruso disparó en la playa de un hotel de la cadena Riu.

Monastir

Es una ciudad costera pequeña cuyo nombre deriva del latín. Está a solo 162 kilómetros de Túnez, la capital del país, y al sur de Susa, en la punta del golfo de Hammamet. Goza de un clima suave, los cielos siempre están claros en verano y sus aguas brillan bajo los rayos del sol.

Tiene una población promedio de 50 mil habitantes y saben recibir a los visitantes veraniegos. La ciudad, aunque pequeña, tiene muchos siglos de historia así que posee un rico patrimonio histórico y cultural, con tradiciones, gastronomía y festivales coloridas. No dejes de visitar el Ribat, la fortaleza, uno de los edificios mas imponentes del país, además de las playas, extensas, con tumbonas y sombrillas de paja, tan simpáticas como prácticas.

Mahdia

Más o menos la misma cantidad de habitantes tiene Mahdia, otra ciudad costera hermosa. Está justo al sureste de Monastir y es la capital de una gobernación del mismo nombre que no vive solo del turismo sino también de la pesca y su procesamiento.

Puedes llegar en tren desde Monastir o desde Susa y nos dice la historia que fue la primera capital de los califas fatimíes en el siglo X. Por aquí pasó una cruzada cristiana y también los corsarios que solían acosar el Mar Mediterráneo. Hoy uno de sus edificios mas emblemáticos es la Fortaleza de Borj el Kebir, construida a fines del siglo XVI paracomo defensa de los españoles.

Descansa sobre una península rocosa pero sus playas son un paraíso de arena. Naturalmente, es un sitio mucho más simple y tranquilo que Djerba.

Hammamet

Es un polo turístico cuya oferta hotelera es enorme. Tiene una medina antigua, debajo de la fortaleza y al lado del puerto pesquero, y otra mucho más nueva que está en la zona hotelera de Yasmine.

Este nuevo complejo está rodeado por una larga muralla de un kilómetro de largo. Luce como una ciudadela antigua aunque no lo es pero se la diseñado y construido para eso precisamente. La medina Yasmine Hammamet tiene desde comercios y discoteca hasta cafeterías y restaurantes pasando por un típico hamman y muchos pisos de tiempo compartido que cada verano se ocupan al máximo.

Para divertirse está el complejo Carthago Land, concentrado en ofrecer a sus visitantes un panorama de dos mil años de historia de la mejor y más divertida manera. Hay maquetas, escenas de la vida diaria y sus cambios a lo largo de los siglos y muestras interactivas.

Puedes disfrutar de la playa, comer en un restaurante mirando al mar o alojarte en un piso tan blanco como la nieve para disfrutar de tu terraza mirando al mar azul.

Sidi Bou Said

Tiene una población estable de apenas 5 mil personas pero crece hasta las 150 mil cuando llega el verano. Es uno de los destinos veraniegos de Túnez más populares y está a solo 20 kilómetros de Túnez capital. Por eso mismo.

Es la postal clásica del Mediterráneo ya que desde los años ’20 del siglo XX sus habitantes siguen con el compromiso de pintar todo de blanco y azul: los muros blancos y las puertas, ventanas y rejas de color azul. Entre sus atracciones culturales está el palacio del Barón Erlanger, el mismo que le dio nombre a la ley que obliga a mantener ese compromiso de colores en la ciudad, y la Mezquita Zaouia.

Los paisajes tan bellos han inspirado a muchos artistas y siguen haciéndolo así que hay muchas galerías de arte y talleres. Una cita obligada es el Café des Nattes, un sitio visitado por escritores de la talle de Gide a comienzos del siglo XX. Y finalmente, si quieres seguir explorando puedes alejarte más o menos una hora y llegar a Bizerta, un sitio cuyo casco histórico es una belleza.

Estos son algunos de los mejores destinos de verano en Túnez. Son sitios populares pero puedes picotear aquí y allá y si no te gustan las multitudes puedes recalar en sitios que todavía se conservan más tranquilos y agrestes, como Tabarka.


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