5 motivos para viajar a Malí en busca de una aventura

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Tras varios años de conflictos internos e inestabilidad, el turismo está regresando a Malí de nuevo para posicionarse como uno de los destinos más atractivos del África Occidental. Aunque para muchos turistas, el África Subsahariana se reduzca a un viaje a Tanzania y Kenia, en realidad son varias las razones que hacen de Malí uno de los lugares más interesantes para conocer en el continente. Es por ello que, a continuación, te damos 5 motivos por los que deberías viajar a Malí para vivir una aventura.

Bamako

Imagen| Flickr by Göran Höglund

La capital de Malí es la entrada natural del país, un crisol de culturas que conforman una de las sociedades más multiétnicas de África. Fulanis, senufos, dogones, tuaregs o bambaras son algunos de los grupos étnicos que conviven en Malí, cada uno con sus particularidades en la vestimenta, el modo de vivir o sus creencias religiosas.

Los mercados de Bamako son un buen lugar para conocerlos y familiarizarse con la sociedad maliense. Es también un buen punto de partida para visitar la ciudad y adquirir algún souvenir relacionado con la artesanía malí y su cultura. Es en el Mercado de Artesanía de Bamako donde se pueden encontrar algunas de las máscaras más interesantes para llevarse como recuerdo.

Una rápida visita al Museo Nacional de Malí nos permitirá empaparnos de su historia a través de los años: desde la prehistoria hasta la modernidad. Aquí se nos presentan varias exhibiciones permanentes y temporales sobre los textiles, las tallas y las máscaras propias de las diferentes etnias del país.

Cerca del Museo Nacional se encuentra el Parque Nacional de Malí formado por 17 hectáreas y repleto de miles de árboles, incluidos algunos exóticos. Fue creado para el ocio de los habitantes de Bamako y sus visitantes y alberga un área dedicado a los niños para que puedan jugar, un carril bici y un gimnasio.

Pese a que el acceso no es gratuito recibe 500 visitas diarias aproximadamente, lo que da señas de su éxito. Muchas familias acuden allí a pasar el día y a hacer un picnic sobre la hierba o a hacer deporte.

Junto al Parque Nacional de Bamako se encuentra el Zoo, que ha sido reabierto hace unos años tras unas obras de restauración y acondicionamiento.

Djenné

Bordeando la zona húmeda de Sudán y el Sáhara se encuentra Djenné, a 500 kilómetros de Tombuctú por vía fluvial, con la que está vinculada comercialmente.

La ciudad está edificada siguiendo un estilo arquitectónico sudanés muy homogéneo. Las casas son cubos de adobe revocado y se adornan con pilastras, almenas o parapetos calados. Once barrios de Djenné se reparten en una extensión de veinte hectáreas limitada por una muralla.

Las calles de arena, anchas y estrechas, conducen a dos plazas esenciales en una de las cuales (la Plaza del Mercado) se encuentra la Gran Mezquita, que se alza en el paisaje. Se trata del templo de adobe más grande del mundo y el más bonito de estilo sudanés en el África Occidental. Quizá por eso forme parte de la lista Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Un edificio así necesita ser rehabilitado con frecuencia, por eso casi todos los habitantes de Djenné deben colaborar cada año para restituir las capas de adobe perdidas durante la época de lluvias.

El mejor día para visitar Djenné y recorrer sus calles es el lunes pues se celebra un gran mercado, justo frente a la mezquita, que atrae a malienses de todos los rincones del país ataviados con sus típicas vestimentas. Algo digno de ver.

Mopti

A dos horas de Djenné encontramos Mopti, otra de las localidades imprescindibles en una visita a Malí. Ubicada a orillas del río Níger y con el sobrenombre de la Venecia de África es un buen lugar para continuar descubriendo lo mejor de la arquitectura sudanesa de este país con su bella Gran Mezquita.

Aprovechando que la población está a orillas del Níger, el viajero podrá disfrutar de un tranquilo paseo fluvial a bordo de uno de los cayucos que allí se encuentran. De ahí que reciba el sobrenombre de la Venecia de África.

Sin embargo, se dice que lo más interesante de Mopti es la mezcla de cultura que se dan cita en su mercado. Aunque en las primeras horas del día no hay mucha gente, poco a poco van llegando las pinazas (barcazas de madera) cargadas de productos para vender.

El País Dogón

Imagen| Tails of Wonder

Alrededor de una hora y media separan Mopti del País Dogón, donde habita una de las etnias más interesantes de Malí. Los dogones llegaron hasta este lugar a finales del siglo XIV cuando el imperio de Malí cayó al huir de la expansión del Islam, ya que eran animalistas.

Aquí hallaron un sitio donde asentarse y conservar su cultura en viviendas de adobe dentro de pequeñas comunidades.

El País Dogón es célebre por el trekking de tres días que aquí puede practicarse a los pies de la falla de Bandiágara. Durante el recorrido se puede contemplar la forma de vida de los dogones y los hermosos baobab, el más bonito de los árboles africanos.

Tombuctú

Imagen| Afribuku

A medio camino entre la sabana africana y el desierto del Sáhara, en una zona denominada Sahel, se ubica Tombuctú la que ha sido capital del pueblo Tuareg durante años.

Hace un lustro, Tombuctú tuvo la desgracia de caer en manos de yihadistas que arrasaron con la ciudad y obligaron a sus habitantes a huir. Paulatinamente las aguas regresaron a su cauce y la paz volvió al norte de Malí para suerte de los lugareños y los turistas, quienes ahora pueden volver a asombrarse con la preciosa ciudad de adobe y barro de Tombuctú, una de las más hermosas del mundo.

Algunos de los lugares más emblemáticos para conocer aquí son la mezquita de Djingareyber o la mezquita de Sidi Yahya.


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