Hay muchas cosas típicas que podemos comprar como recuerdo de nuestro viaje a Praga: el delicado cristal de Bohemia, las clásicas marionetas de madera, una botella de la tradicional Becherovka… Sin embargo, si buscas un souvenir especial y bonito, lo que tienes que comprar es alguna joya hecha con ámbar.
Desde la antigüedad existe en Europa Central una ruta comercial por la que el ámbar del mar Báltico viaja hacia el sur, hasta los viejos talleres de las ciudades a orillas del Danubio y sus regiones periféricas. En la época medieval los orfebres de la capital checa se convirtieron en verdaderos maestros a la hora de engarzar estas preciosas piedras anaranjadas y verdes en pendientes, sortijas, diademas, collares y toda clase de adornos.
Hoy podemos encontrar ámbar (hay dos variedades: amarillo y verde) no solo en las joyerías del barrio judío, sino en casi todos los comercios de la ciudad vieja de Praga y, cuando llega al Navidad, también en los numerosos puestos que se instalan en Starometské Námestí y alrededores.
Existen incluso algunos talleres donde se puede observar el proceso de elaboración de estas maravillas, desde la selección y el tallado de las resinas hasta el pulido y el engarce final en piezas hechas de metales preciosos. Llévate a casa un ámbar y conservarás la magia de tu viaje a Praga para siempre.
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