Auschwitz, el horror de la historia

Una de las lecciones que nos ha dejado la Segunda Guerra Mundial tiene que ver con lo horroroso que puede ser el odio del ser humano, la discriminación, la xenofobia. A mas de 70 años del fin de tamaño conflicto bélico, el mundo no parece haber aprendido la lección. Auschwitz está allí para recordarlo.

Seguro no se trata de un paseo turístico común, mucho menos divertido, pero creo que tiene la potencia de colocarnos en eje. Cuando nos quejamos de los vecinos, de los inmigrantes, de la gente distinta, cuando la incomodidad se convierte en molestia y en enojo, entonces deberíamos recordar la historia para no volver a caer en el mismo horror.

Auschwitz

Durante la Segunda Guerra Mundial Alemania invadió muchas naciones de Europa y una de ellas fue Polonia. La maquinaria nazi fabricó tanques, aviones, submarinos y bombas y a la par aniquiló millones de personas de la manera más ordenada y detallada posible. De eso se trataron los campos de exterminio y el más conocido fue Auschwitz.

En realidad nació como un único campo y se convirtió a la postre en un complejo de tres: Auschwitz I, Auschwitz II – Birkenau y Auschwitz III – Monowitz, al que se sumaron varias decenas más, de carácter inferior o subalterno. Este complejo está en Polonia, a alrededor de 43 kilómetros Cracovia. Se calcula hoy que devoró mas de un millón de personas de los tres millones y pico que tuvieron la desgracia de caer allí.

Los campos de concentración y de exterminio estaban controlados por la SS, las Schultztaffel o escuadras de protección, una organización militar, policial y de seguridad que estaba al servicio del Partido Nacionalsocialista y, con la guerra, actuaba en todos los territorios ocupados. Puedes pensar tranquilamente en una suerte de Inquisición.

Auschwitz I era el centro administrativo del complejo por el que pasaron y en el que murieron no solo judíos sino también disidentes políticos, obreros o gitanos. La idea de la construcción del campo fue de Himmler, miembro de alto rango de las SS desde 1925. Él nombró a quien sería su primer comandante, Rudolf Hoss, a cargo del nuevo campo desde 1940.

Este campo se construyó en la localidad de Auschwitz, en la Alta Silecia, una zona que había debido ser cedida a Polonia con la firma del Tratado de Versalles. La habitaban unas 1400 personas y en su mayoría eran judíos. El primer objetivo del campo fue someter a la población y convertirla en mano de obra.

Los primeros prisioneros fueron poco mas de 700 activistas políticos polacos que quedaron bajo la mirada de criminales alemanes traídos especialmente para ser kapos, capos, presos especiales que cumplían funciones administrativas y de control.

Judíos, políticos polacos, homosexuales, presos comunes, todos caían aquí. La cifra siempre rondó entre las 13 y 16 mil personas aunque en 1942 hubo cerca de 20 mil prisioneros. Se trabajaba de sol a sol en la fábrica de armas y debido a las pésimas condiciones de sanidad y alimentación la mortalidad siempre fue alta. Obvio, después se sumarían las muertes a propósito, debido a las cámaras de gas que se instalaron a partir de 1941.

En Auschwitz I funcionó además un par de laboratorios, uno agrícola y otro a cargo de investigaciones con humanos a cargo del Dr. Mengele, y por si fuera poco semejante horror un burdel que era usado por prisioneros con privilegios y que usaba a las prisioneras como prostitutas.

Por su parte Auschwitz II – Birkenau es en el que todos pensamos cuando hablamos de Auschwitz. Es aquí donde se encerró y exterminó a miles de judíos y gitanos. Está a unos tres kilómetros del primero y tenía varias secciones. Llegó a albergar a cien mil personas. Aquí no se trabaja, aquí se exterminaba y por eso había cuatro crematorios con cámaras de gas que podían gasear a 2.5900 personas por turno.

La gente moría rápido y después de revisar los cuerpos para sacar las piezas de oro iban al crematorio. Todo como en una fábrica, paso a paso. Tantas personas pasaban por aquí que había días en que los hornos no daban a basto y los cuerpos debían ser quemados en hogueras.

Auschwitz II – Monowitz era uno de los campos secundarios y se relacionaba con la empresa IG Farben para la producción de goma sintética y combustible líquido. Los enfermos o más débiles eran derivados a los otros campos para su ejecución y así la rotación era permanente.

Los números que nos da la historia habla de que murieron aquí poco mas de un millón de personas y que el 90% de ellos eran judíos. Judíos polacos, húngaros, franceses, holandeses, griegos, alemanes austriacos y de muchas otras naciones ocupadas por los nazis, además de prisioneros soviéticos y gitanos. Y una cosa más: solo los prisioneros de Auschwitz eran tatuados.

Visitar Auschwitz

Puedes hacerlo en un tour que hoy en día ronda los 40 euros con traslado, entrada a los campos y guías especializadas, o también puedes ir por tu cuenta en tren o en coche. En tren puedes llegar hasta la estación de Oswiecim, que es la más cercana, y desde aquí tomar un taxi o un autobús local. En autobús desde la misma estación central de Cracovia que unen la capital con los campos directamente.

El complejo de campos abre todos los días de 7:30 am a 2 o 7 pm, dependiendo de la época del año. Para la visita conviene reservar ingresando antes en el sitio web correspondiente (visitauschwitz.org) y elegir tu día de visita. Una vez que lo seleccionas puedes reservar el tour en distintos idiomas. Tienes allí las plazas que quedan disponibles en los grupos y el horario. Por ejemplo, una visita con guía en español para el próximo 25 de mayo, sábado, cuesta 60 zlotys, alrededor de 14 euros.

El tour general es de dos horas y media a tres horas y media, hay tours de estudio y las visitadas individuales pueden durar hasta tres horas y media. Si vas a querer un guía entonces debes hacer la solicitud y reserva al menos con cinco días de anticipación. En el complejo hay exhibiciones permanentes así que es buena idea planificar la visita.

También funciona un museo y un memorial. El museo está situado a las afueras de la ciudad de Oswiecim, sobre la ruta nacional 933, a dos kilómetros de la estación del tren y se llega en autobús. El ingreso a los jardines del memorial es gratuito peor debes reservar la entrada en el sitio web. El uso de guías tiene un cargo, obviamente. Por otro lado también pueden visitarse los alrededores de Auschwitz I y II con los tiempos de cada uno de nosotros.


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