Milán es una ciudad muy bonita, pero a veces no puede competir con Roma, Venecia o Florencia, por lo que se encuentra en un segundo plano a la hora de hacer turismo. Sin embargo, sí que cuenta con muchas cosas que ver, algunas espectaculares, como para tenerla en cuenta como un destino de vacaciones.
Milán es la segunda ciudad más grande después de Roma, y un núcleo industrial y muy moderno, con un skyline lleno de rascacielos, como el famoso edificio Pirelli. No obstante, también cuenta con preciosas calles en su zona antigua y como no, con una famosa catedral.
Duomo de Milán
Así es como se conoce a la catedral de la ciudad, una catedral de marcado estilo gótico con altos pináculos y estatuas que le dan un aspecto estilizado. Su punto más alto es una estatua de cobre dorado llamada la Madonnina. Su fachada ya resulta espectacular, con ese ladrillo revestido en mármol y su imponente silueta. Pero un paseo por el interior nos descubre mucho más de esta catedral. Hay que tener en cuenta al entrar, que para visitarla hay que tener las rodillas cubiertas y algo sobre los hombros.
En el interior de la catedral se puede ver un edificio igualmente estilizado y muy alto, ya que es una de las catedrales más grandes del mundo. Las altas columnas con estatuas esculpidas llegan hasta el techo. También hay cuadros entre ellas que representan diversas escenas religiosas. Sin duda nos llevará un tiempo admirar todos los detalles artísticos del Duomo. También hay que destacar que tras el altar, en la bóveda, se encuentra guardado uno de sus mayores tesoros, un clavo de la Cruz de Cristo, que se saca solamente el sábado más cercano al 14 de septiembre.
Una de las visitas que nunca hay que perderse en la catedral es la de la terraza panorámica en el exterior. Se puede subir por unas escaleras o en ascensor con cargo adicional. Desde arriba se pueden ver los pináculos de la catedral de cerca, así como tener unas estupendas vistas panorámicas de la ciudad. Y si os interesa la arqueología, en la parte inferior de la catedral hay unas excavaciones para conservar los restos de la antigua catedral y del antiguo baptisterio cristiano.
Castillo Sforzesco
Este castillo fue construido como fortaleza en el siglo XIV, y reformado como palacio ducal por la familia Sforza. Posteriormente se usó para fines militares y cuando se había pensado en su derribo, un arquitecto lo restauró. En la actualidad alberga unos cuantos museos, por lo que se puede visitar por dentro y al mismo tiempo disfrutar de unas colecciones artísticas. Dentro está el Museo de Arte Antiguo, en donde se puede ver la última obra de Miguel Ángel, la Piedad Rondanini, obra inacabada. También hay una pinacoteca, museo egipcio o de la prehistoria.
La última cena de Leonardo da Vinci
Esta es una de las obras de pintura más famosas del mundo, y sí, se encuentra en Milán. Está en la pared del comedor del antiguo convento de Santa Maria delle Grazie, la que fue su primera ubicación. Es una gran obra, con más de ocho metros de ancho, creada en el siglo XV. Eso sí, para poder verla hay que reservar con bastante antelación, por lo que es una de esas cosas que hay que programar en el viaje, de forma que podamos entrar ese día. Los grupos son reducidos y dan unos quince minutos y no se pueden hacer fotografías.
Gallería Vittorio Emanuele II
Esta gran galería fue creada en el siglo XIX, y se le conoce también como el Salón de Milán. Es un lugar comercial, en donde están las tiendas más exclusivas y también restaurantes y cafeterías. Sorprenden las grandes bóvedas acristaladas, que le dan un aspecto muy modernista a las galerías. Además, aquí se pueden hallar firmas como Prada o Gucci, entre otras firmas de lujo. Para los bolsillos más modestos, es un lugar en el que dar un paseo y tomar algo en los múltiples establecimientos.
Zonas verdes en Milán
Cuando ya estemos cansados de ver iglesias, abadías y zonas comerciales en la ciudad de Milán, podremos irnos a alguno de sus espacios verdes. Uno de los más conocidos es el Parque Sempione, que además se encuentra junto al Castillo Sforzesco, por lo que podremos ver ambas cosas en una sola tarde. Es un parque en el que además de los espacios verdes se pueden ver algunas edificaciones. El Arco della Pace que comenzó a construirse para conmemorar las victorias de Napoleón, o la Arena Civica, un espacios de conciertos. Es un lugar en el que pasar unos ratos de descanso.
Por otro lado, también están los Jardines Públicos, en los que se puede ver el Palazzo Dugnani del siglo XVII o el Museo de Historia Natural. Otra de las zonas verdes de la ciudad para descansar de la urbe, que además son escasas en Milán.