La Ruta del Cister

Hay caminos y caminos, recorridos que nos llevan por paisajes hermosos y otros que nos hunden en la historia de la arquitectura y la religión. Esta última combinación es lo que ofrece la llamada Ruta del Cister, un recorrido por algunos de los más hermosos monasterios de España.

No es un camino muy largo y es común que los ciclistas elijan hacerlo, pero obvio, lo puedes hacer también en coche o a pie. Como sea tu medio de transporte, aquí tienes todo lo que necesitas saber para conocerla.

La Orden Cisterciense

También se la conoce como la Orden del Císter y es bien antigua pues su fundación se remonta a 1098. Por ese año, cerca de Dijon, Francia, en lo que alguna vez fuera la localidad romana de Cistercium, Roberto de Molesmes fundó una abadía, a la postre el origen de la orden.

Fue una orden importante en el siglo XII y tuvo por lo menos hasta los tiempos de la Revolución Francesa una gran función social. Pero su fundador, Molesmes, quería volver a la vida monástica simple, con ayuno y pobreza y también muchos trabajo comunal, así que consiguió un paraje solitario y se fue con una veintena de monjes a fundar una nueva abadía. Los primeros tiempos no fueron fáciles pero con ayuda de los señores locales consiguieron prosperar.

Los monjes cistercienses adoptaron por entonces un hábito simple de lana cruda, así que empezaron a ser llamados «monjes blancos». A partir de 1112 o empezaría con el una nueva etapa con fundaciones de filiales y el crecimiento de la comunidad. Los siglos XII y XIII serían los de su apogeo.

Todo esto sucedió en Francia pero en España hay dos congregaciones de la Orden Cisterciense, la Congregación de Aragón y la Congregación de San Bernardo de Castilla. Esta segunda congregación tuvo su época dorada a lo largo del siglo XVII y llegó a tener 45 abadías, mientras que la de Aragon tiene hasta hoy en día tres monasterios femeninos y tres masculinos.

La Ruta del Císter

Este camino une tres abadías cistercienses: el Monasterio de Sante Creus, el de Santa María de Poblet y el de Vallbona de les Monges, en las provincias de Lleida y Tarragona. La orden se expandió a lo largo del siglo XII y llegó a España con la conquista de la Corona de Aragón de las tierras llamadas Catalunya nueva, hasta entonces en manos musulmanas. Los reyes aragoneses le dieron a los monjes cistercienses la orden de repoblar las tierras fundando monasterios.

El primer monasterio en esta colorida ruta es el Monasterio de Santes Creus. Fue construida en el siglo XII y está en la municipalidad de Aiguamurcia, en la provincia de Tarragona. Alberga el panteón real así que a lo largo del tiempo ha recibido cuantiosas donaciones que lo han embellecido.

Este es un monasterio que no tiene vida monástica al día de hoy. La Orden lo abandonó en 1835 y en 1921 fue declarado Monumento Nacional. Este complejo monacal tiene una estructura de tres partes principales: la iglesia, su claustro y la sala capitular. Como satélites están el locutorio, el refectorio , el dormitorio común y la sala de los monjes. También hay un cementerio, una enfermería, habitaciones donde vivían los monjes retirados y un Palacio Real.

La iglesia se terminó en 1225 y parece una fortaleza. Tiene una nave de 71 metros de largo por 22 de ancho y muros de casi tres metros de grosor. El trazado es con forma de cruz latina con tres naves y tiene capillas laterales. Como dijimos más arriba la iglesia guarda sepulcros reales, los del rey Pedro III de Aragón y su fiel almirante y el rey Jaime II de Aragón con se segundo esposa. Dos preciosas obras de arte.

La segunda iglesia en la Ruta del Císter es la de Santa María de Poblet, en Vimbodí. No dista mas de 30 kilómetros de la primera y está a los pies del bosque de Poblet y las montañas de Prades. Es el más grande de los tres monasterios de la ruta y también fue panteón de la Corona de Aragón.

También tuvo una época de mucha gloria, expansión y crecimiento y también fue abandonado en 1835 como consecuencia de la desamortización de Mendizabal, proceso que consistió en vender las propiedades de las ordenes religiosas acumuladas por testamentos y donaciones y también las tierras baldías municipales. Fue una apropiación estatal de bienes que tuvo el fin de obtener dinero para las arcas públicas, ya fuera por la venta directa o por la posterior reventa de las tierras a trabajadores o burgueses a quienes se les cobrarían nuevos impuestos.

Afortunadamente este monasterio pudo revertir la historia. En 1930 empezó su reconstrucción y cinco años más tarde regresaron los monjes. Hoy en día está parcialmente abierto al público y es un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO. Su iglesia, sus claustros, las capillas de Sant Jordi y Santa Caterina, los sepulcros reales y el Palacio del rey Martín el Humano son los sitios más interesantes para recorrer.

Este último es considerado una joya del gótico catalán y hoy es, además, el museo del monasterio. En la zona de este monasterio podemos visitar además el Museo del Vino, en Vimbodí. Después, tras recorrer apenas 25 kilómetros llegamos al Monasterio de Vallbona de les Monges. Se trata de un monasterio de monjas que está en el centro del pueblo mismo.

Este es un monasterio femenino de la orden Cisterciense y es Monumento Nacional desde los años ’30. Fue construido entre los siglos XII y XIV y mayormente es de estilo románico aunque tiene mucho gótico también.

Allá por el año 1153 un grupo de monjas decidió acogerse la Orden Cisterciense en terrenos cedidos por el conde de Barcelona y pronto tuvo gran éxito entre la nobleza. Los acuerdos posteriores a la guerra civil del siglo XV produjeron algunos cambios ya que el monasterio tuvo que vender algunas de sus tierras aledañas para que se pudieran instalar campesinos (esos acuerdos prohibían la existencia de comunidades femeninas religiosas en lugares alejados), pero ese fue el punto inicial del actual monasterio.

La iglesia marca el transito del románico al gótico y tiene un enorme y hermoso campanario octogonal de estilo gótico y la tumba de la reina Violante de Hungría, esposa de Jaime I de Aragón. Se puede visitar el refectorio, las cocinas, la biblioteca, dependencias monacales diversas y el scriptorium.

Realmente es preciosa. Hay visitas guiadas así que mi consejo es que visites el sitio web del monasterio para conocer el calendario y horarios de este año y el siguiente. Y si tienes ganas de dormir aquí es posible. Funciona una hospedería con 20 habitaciones individuales o dobles atendida por las monas.

Tres lugares, una misma ruta que combina historia, arquitectura y religión.


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