Este municipio se encuentra en la orilla del lago Hallstatt, en Austria. Este viaje se trata sin duda de un lugar casi de ensueño, como uno de esos pueblos de montaña que parecen atrapados en un cuento. Sus bellas y antiguas calles cuentan con tiendas y restaurantes y hay un funicular que lleva a las minas de sal.
Los paisajes de montaña son sin duda el punto fuerte de esta población con vistas al lago. Vamos a ver todo lo que se puede hacer en esta localidad austríaca ubicada en la región de Salzkammergut. No en vano está considerado como uno de los pueblos más bonitos de toda Austria.
Cómo llegar
El pequeño pueblo austriaco de Hallstatt está de moda y por ello ya podemos llegar a él de varias formas, porque además en temporada alta resulta que está bastante concurrido, algo que se nota más siendo un pueblo pequeño como es. Lo ideal es viajar desde Salzburgo, en donde podemos encontrar transporte público para llegar a la localidad. Es mucho más fácil alquilar un coche y dirigirse por carretera directamente a esta población. Al llegar a ella nos encontramos con que hay dos aparcamientos de pago cerca del pueblo que suelen llenarse en temporada alta y otro más alejado en el que suele haber sitio pero supone una caminata hasta el pueblo. Muchas personas optan por arriesgarse y aparcar a los lados de la carretera aunque no es lo recomendable. Por otro lado, es posible ir en transporte público aunque es algo difícil y se tarda mucho más. Hay que coger autobús hasta Bad Ischl y en esta localidad se puede coger un tren hasta Hallstatt y allí cruzar en barco hasta el pueblo. El viaje dura unas tres horas y el cambio de transporte puede hacerse pesado por lo que se recomienda el coche de alquiler.
Markplatz
Este es el lugar más céntrico de la población de Hallstatt. A la hora de ver la localidad probablemente acabemos un par de veces en ella, ya que es su plaza principal. Es un lugar perfecto para sacar fotografías ya que cuenta con encantadoras casas que la rodean, con un estilo clásico. Además, en su centro hay una fuente de piedra y cerca podemos ver la iglesia luterana con su alta torre que se puede ver desde casi todos los puntos de la población. Este pueblo es un lugar que tiene algunos puntos importantes como esta plaza y la calle Seestrasse, que es la más destacada. Pero por lo demás lo ideal es perderse sin rumbo por sus calles en las que podremos descubrir preciosos rincones que hacen de este lugar algo muy especial.
Miradores en Hallstatt
Además de ver sus calles y casas con detenimiento, otra de las cosas que hay que hacer en Hallstatt es sin duda buscar sus famosos miradores desde los cuales tendremos las mejores vistas a las montañas y también a la población. Las fotografías resultantes serán de postal, ya que están pensados con el fin de mostrar las mejores perspectivas de este pueblo de montaña. Uno de ellos es el Skywalk, una pasarela que ofrece vistas al pueblo pero también las mejores vistas a las montañas que lo rodean. Sin duda una de las visitas más espectaculares de la localidad. Para subir normalmente hay que coger un funicular que nos lleva hasta la pasarela.
Otro de sus miradores es el Postal view point. Con este nombre nos podemos imaginar que desde aquí es desde donde se hacen las mejores fotografías del pueblo, casi como si fuesen postales. El pueblo se puede apreciar en conjunto con el lago y las montañas en una puesta en escena que resulta inolvidable. También se puede subir al balcón de la iglesia Pfarrkirche Maria Himmelfahrt que cuenta con un bonito balcón que tiene preciosas vistas desde lo alto del pueblo y hacia el lago.
Cementerio de Hallstatt
Precisamente en la iglesia que hemos mencionado también nos encontramos con algo que es de interés para los visitantes. Nos referimos al cuidado cementerio de la localidad. Ofrece una bella y relajante estampa con las montañas de fondo.
Visitar las Minas de sal
Si subimos al mirador más alto en el funicular, otra de las cosas que podemos hacer es visitar una de las minas de sal más antiguas del mundo. La visita es totalmente guiada y los turistas se adentran en la montaña. Se proporciona ropa para poner por encima de la que se lleva. Eso sí, hay que tener en cuenta que hay que pagar otra entrada que puede ser conjunta con el funicular y que la visita es guiada y bastante larga, de unas dos horas. Al parecer es una de las visitas que valen la pena pero hay que calcular bien el tiempo por si solo pasamos un día en la localidad y queremos verlo todo.