Qué ver en Limoges

En la región de Limousin, Francia, hay una hermosa ciudad reconocida internacionalmente por la calidad y belleza de su porcelana: Limoges. Es una ciudad con historia y arte cuyos tesoros y atractivos van mucho más allá que su fina y famosa porcelana.

Limoges tiene sitios que llaman la atención como una estación de tren realmente monumental, hermosos parques y jardines y un cementerio que es único en Europa. ¿Conocemos hoy qué ver en Limoges?

Limoges

La ciudad es capital de la región de Limousin, antigua región francesa, y se ubica a orillas del río Vienne, al sur del país. Si bien es famosa por su porcelana y su papel durante la Edad Media francesa, amén de que forma parte del conocido Camino de Santiago, hoy en día no está en la ruta más turística de todas. Aún así, bien merece una visita.

La ciudad está bien conectada por tren con el resto de Francia y cuenta además con un aeropuerto internacional. Es un destino genial si planeas hacer un viajecito por el sudoeste de Francia pues se ubica a mitad de camino entre la ciudad portuaria de La Rochelle y la zona vitivinicultora de Bordeaux.

La verdad es que si te gusta Francia y quieres escapar  a las masas Limoges es perfecta. Está a solo unos 400 kilómetros al sur de París, en el corazón de lo que alguna vez se llamó Limousin pero hoy se llama Nueva Aquitania, así que los precios son más bajos y los museos tienen menos turistas.

Dijimos más arriba que fue importante en la Edad Media y es porque, en parte, ha jugado un rol en la vida de Ricardo Corazón de León, el famoso rey inglés, en parte francés, enterrado en la Catedral de Rouen, en Normandía. Hoy, aquí en Limoges se puede seguir la Ruta de Ricardo Corazón de León que recorre 180 kilómetros tocando 19 sitios importantes, castillo y catedral de la ciudad incluidas.

Qué ver en Limoges

Su casco histórico, obvio. La arquitectura medieval es asombrosa, las casas conservan sus techos de madera y es la mejor postal de la campiña francesa que verás. Mejor que lo que veas en Colmar, Estrasburgo o Le Marais. Muchos edificios tienen cientos de años.

Una calle que no debes perderte es la Rue de la Boucherie, en Le Quartier de La Boucherie. Históricamente es la calle donde los carniceros de la ciudad vivían y parece realmente suspendida en el tiempo. Las calles son estrechas y están adoquinadas, las casas son más pequeñas aún y escondida entre ellas estala Capilla de San Aurelien, preciosa, con la imagen del santo patrono de los carniceros. Dentro están sus reliquias, con mucho oro.

Lo segundo en una visita a Limoges pasa sí o sí por su porcelana. Durante el siglo XIX la producción local de porcelana estaba a toda máquina y hasta el día de hoy el 50% de la porcelana francesa se hace aquí. Para aprender más hay un museo en el centro, con mas 12 mil piezas y colecciones. Se trata del Museo Nacional Adrien Dubouche. Otro museo que puedes visitar es el Centro de las Artes y Artesanías, a los pies de la catedral local.

Otro es el Museo de la Resistencia de Limoges, que abrió en 1989 en el casco histórico. Tiene una colección de armas, objetos y documentos originales que hablan sobre la resistencia local a la ocupación nazi en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. La entrada es gratuita y abre todos los días menos los martes y domingos por la mañana en cierta época del año.

¿Más museos? Está el Museo de las Artes Finas, en un elegante edificio del siglo XVIII, antiguo palacio del obispo, el Museo de la Porcelana Casseaux, que data de 1904, el Museo Haviland también de porcelana pero decorativa y de cenas elegantes, la Casa Tradicional del Carnicero, del siglo XIII y un museo hermoso que es el Museo del Tapiz.

Hablamos más arriba de que Limoges también tenía una estación de tren realmente monumental. La Gare de Limoges – Bénedictins es la que aparece en el spot publicitario de Chanel protagonizado por Audrey Tautou. Tiene un reloj hermoso y vitrales de estilo art-nouveau y está a solo 15 minutos andando desde el centro de la ciudad. Genial si llegas en tren.

Hay más sitios patrimoniales para conocer, por ejemplo la Fuente des Barres, en el medio de una plaza rodeada de edificios viejos y mansiones elegantes, el Túnel La Règle, en realidad una red de túneles que pasan por debajo del casco histórico y que algunos datan de la época romana aunque en su mayoría se construyeron cerca del año 1000 y el siglo XIII.

Tienen una arquitectura compleja pues algunos tienen dos niveles. Se usaban para almacenamiento y el que se puede visitar, por ejemplo, era antiguamente la bodega de la abadía. Solo está abierto para visitas guiadas organizadas desde la Oficina de Turismo de Limoges y cada tour dura media hora. Otro sitio recomendable es el Ayuntamiento de la ciudad data de 1883 y se construyó en el sitio del antiguo foro.

El ayuntamiento se inspira en su hermano parisino, tiene granito en la base y piedra caliza en sus muros, combinando los estilos del Renacimiento con Luis XIII. Hay cuatro medallones de cerámicos representando cuatro figuras locales. Su fuente también está decorada con hermosos mosaicos y fue construida entre 1982 y 1893 en granito rosa, bronce y porcelana.

Otro destino turístico es la Capilla de Saint Aurelian de la que hablamos un poco antes, construida en 1471. También está el Pabellón du Verdurier, un pabellón de refrigeración de carne congelada que llegaba desde Argentina en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Es de concreto reforzado cubierto con tejas de arenisca. Se construyó en 1919 para poner fin al monopolio de las familias de carniceros de la Rue de la Boucherie. Hoy funciona como centro de exhibiciones.

La Cour du Temple se conecta con la rue du Consulat por un corredor y es una ventana al pasado: casas con tejados de madera, una mansión privada construida en granito, galerías de arte, arcos, escalinata estilo renacentista… Es una calle peatonal tranquila ideal para disfrutar en las tardes noches de verano.

Y obviamente, lo que no falta en Europa en general son iglesias y capillas así que en Limoge hay muchas: la Catedral de Saint-Etienne de estilo gótico que tardó seis siglos en construirse, la Cripta de Saint Martial en la abadía que data del siglo IX, la Iglesia de Saint Michel des Lions y  la Iglesia de Saint PIerre du Queyroix, por ejemplo, cada una con sus tesoros.

El Mercado de Limoges es algo genial, un sitio construido a fines del siglo XIX, con mucho metal como se usaba entonces, bien al estilo de la Torre Eiffel. Tiene un muro exterior de 1200 metros cuadros de ladrillos sin un solo pilar, un mural hecho con 328 tejas de porcelana, cada una distinta a la otra, representando todo lo que se vende en el mercado: flores, pescado, juegos…Dentro hay dos restaurantes muy bonitos. Puedes ir de lunes a sábados de 6 am a 2 pm y los domingos de 7 am a 1 pm.

Finalmente, más allá de lo que puedes ver en Limoges, ¿qué puedes hacer? Puedes ir de compras, probar la comida local, apuntarte a las visitas guiadas, trepar al autobús hop on hop off, un trencito muy simpático más que un autobús o conversar y pasear con un vecino de Limoges que te mostrará lo mejor de su ciudad…

Y, para ahorrar un poco tienes a tu disposición  el Limoges City Pass que te abre las puertas de muchas atracciones en tres formatos: de 24, 48 o 72 horas. Suma el uso gratuito del autobús y las bicicletas públicas y ofrece descuentos en 75 tiendas.


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