¿Te intriga la fotografía? No pertenece a una gran urbe occidental diseñada por estudios de arquitectos modernos. No está en Europa, no está en América. Está en un país árabe llamado Yemen, sobre la Península arábiga.
La ciudad se llama Shibam y precisamente por estas altas construcciones es que ha ingresado en la lista de Patrimonios Mundiales el año pasado. Es una ciudad antigua, con varios siglos de existencia, pero se distingue de otras ciudades medievales justamente por el principio vertical de su construcción. Parece una ciudad moderna pero fue construida en el siglo XVI.
La Vieja Ciudad Amurallada de Shibam
A esta ciudad también se la llama Shibam Hadramaut y aunque decimos que es medieval en realidad sus orígenes son todavía más antiguos pues la primera vez que parece su nombre en alguna inscripción es en el siglo III a.C. También fue la capital del Reino de Hadramawt, que antiguamente ocupaba la región sur de la península arábiga y que supo ser un protectorado británico hasta la descolonización de Asia a mediados del siglo XX.
La antigua ciudad está situada en la zona central oeste, cerca del desierto de Ramlat al-Sab`tayn, en un valle. El desierto tiene una superficie de alrededor de 26 mil kilómetros cuadrados de dunas desprolijas que están cruzadas por una carretera que une algunas ciudades de esta parte del país. La ciudad de Shibam se eleva desde el borde de un acantilado y se ubica en un punto importante de la ruta de caravanas de incienso y especias que cruzaba la planicie árabe del sur.
Lo cierto es que la UNESCO la ha destacado el año pasado entre sus Patrimonios Mundiales porque tiene una arquitectura realmente única. Después de todo, son edificios construidos con ladrillos de barro y no es que hay uno o dos, sino que se cuentan hoy alrededor de 500 y tienen una altura de entre cinco y once pisos, y en cada planta hay una o dos habitaciones. Nada mal para el medioevo asiático, ¿no es cierto?
¿Pero por qué la gente construyó este tipo de casas hace tanto tiempo? Dicen los historiadores que este tipo de arquitectura servía para proteger a los habitantes de los ataques de los beduinos, reyes del desierto. Una ciudad apretada, alta, enjuta, parece más difícil de atacar, ocupar y saquear que una más abierta y amplia. Si bien al día de hoy estas son sus características parece que en algún momento llegó a tener edificios de unos 30 metros de altura.
Así, con mucha razón usualmente se la conoce como «la ciudad rascacielos más antigua del mundo» o la «Manhattan del desierto». Una extraña y curiosa belleza que, para ser mantenida y protegida de la erosión (recordemos los ladrillos de barro y su ubicación en el medio de un desierto), debe ser retocada todo el tiempo con barro fresco. Muchas capas, así que es un trabajo constante.
En el siglo XIX los comerciantes llegaron a la ciudad provenientes de Asia y la renovaron y desde entonces se ha ido expandiendo sobre el lado sur hasta casi formar un nuevo suburbio llamado al-Sahil. Pero el abandono del antiguo control de las inundaciones que usaban los agricultores y la sobrecarga de los sistemas tradicionales sanitarios, cuando llegaron los sistemas mas modernos de aprovisionamiento de agua, terminaron por introducir muchos cambios y no todos fueron buenos.
Incluso, hace menos de diez años tenía más edificios que ahora. Sucede que en 2008 el valle sufrió una inundación y algunas estructuras terminaron colapsando por el efecto del agua. Y un año más tarde Al Qaeda atacó la ciudad sumando problemas. Pero su maravillosa arquitectura ha llegado con toda su magia al siglo XXI: es un trazado urbano de forma rectangular con edificios, calles y plazas.
Por supuesto tiene una mezquita, antigua pues es del siglo IX a X, y un castillo construido en el siglo XIII, aunque se sabe que la zona estaba habitada ya antes de la llegada del Islam. Si bien la ciudad no es lo que era, el paisaje sigue siendo casi el mismo que hace siglos: una ciudad de edificios muy altos al borde del desierto, rodeada de tierras dedicadas a la agricultura. Un sistema económico que ha perdurado en el tiempo y que incluye la continua fabricación de ladrillos, una tradición antigua de la que no quedan rastros en otras partes de la región.
¿Qué criterios ha tenido en cuenta la UNESCO para honrar a la vieja ciudad de Shibam como Patrimonio del Mundo? Pues ciudades fortificadas hay muchas pero Shibam hay una sola: es el mejor y más antiguo ejemplo de un asentamiento urbano planificado y basado en una construcción de muchos pisos. Representa el ejemplo más logrado de la arquitectura urbana Hadrami y emerge de una planicie que se suele inundarse, así que es un verdadero desafío.
Situada entre dos montañas y casi por completo alejada de otras ciudades, es extraña y maravillosa la manera en que esta gente ha preservado sus tradicionales y se ha adaptado a un mundo no siempre bondadoso. Los edificios de Shibam no han defenestrado el suelo y la aventura de su construcción y mantenimiento ha quedado como reflejo de la guerra entre las familias poderosas de la región en un período crítico de la historia local, del siglo XVI al XIX, cuando la riqueza del comercio se volvió poder político.
Lo mejor de todo es que este nombramiento de la UNESCO ha asegurado su preservación. Ya estaba protegida por un par de leyes de Yemen pero ahora hay un plan maestro de conservación urbana que, de aprobarse en estos meses, debería conservar fondos para hacerla durar varios siglos más. El que sea un Patrimonio Mundial obliga a Yemen a ponerse las pilas.
Si te preguntas si hay turistas que llegan a Shibam la respuesta es sí: pasean por sus calles, se quedan al atardecer y toman cientos de fotografías y si pueden ingresan en los edificios. No son miles, pero sí hay gente que se anima a viajar a Yemen. La más aventurera, naturalmente.