Noruega es uno de los países más verdes de Europa y sus habitantes se cuentan entre los europeos más comprometidos con el medio ambiente. Tal es su celo ecologista que incluso algunos de ellos han cubierto de césped sus casas: las hay de color verde brillante y casi aterciopelado; otras son de color dorado y en ellas parece que esté creciendo el trigo o la avena. También hay techos de césped que combinan hierbas y flores, e incluso algunas que tienen pequeños árboles.
Puede parecer una broma, pero es cierto: los techos de césped en Noruega son una tradición, aunque no precisamente motivada por la conciencia medioambiental, sino por sus ventajas prácticas ya que estos techos vegetales ayudan a estabilizar la casa, proporcionan un buen aislamiento y son muy resistentes.
Dicen los expertos que la costumbre de cubrir los techos de las casas en los países escandinavos se remontan a la prehistoria. Hierba y corteza de abedul. Los techos de teja, que aparecieron mucho antes en los pueblos y en mansiones rurales, poco a poco fueron reemplazando a los de césped. Pero justo antes de la extinción definitiva, los románticos nacionales recuperaron esta vieja tradición, tan icónica, a finales del siglo pasado.
Un nuevo mercado se abrió motivado por la demanda de refugios de montaña y casas de vacaciones. Al mismo tiempo, los museos al aire libre y el movimiento de preservación crearon una reserva para las antiguas tradiciones de construcción. Gracias a estas reservas, los techos de césped se han convertido hoy en una alternativa a los materiales modernos.
Y para demostrar que los noruegos van en serio, cada año, desde el 2000, la Scandinavian Green Roof Association concede un premio al mejor proyecto de techo verde de Noruega, Suecia y Dinamarca.
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Imágenes: greenroof.se
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