Que ver en San Petersburgo

Para muchos San Petersburgo es la única razón por la que visitan o visitarían Rusia. Histórica y sumamente bella, esta Venecia del Norte, como algunos la llaman, sin dudas conserva ese encanto zarista y elegante que no tiene Moscú.

Descansa sobre el Mar Báltico y esa impronta aristocrática la tiene porque durante dos siglos fue la capital del imperio ruso. Fundada por Pedro el Grande a comienzos del siglo XVIII, vamos a ver hoy qué hay que conocer en San Petersburg para no olvidar jamás la visita.

San Petersburgo

Está situada en la desembocadura del río Neva, sobre el Golfo de Finlandia, en el Mar Báltico. Es una ciudad muy poblada, la segunda detrás de Moscú. Como dijimos antes fue fundada por el zar Pedro El Grande en 1703 con la idea, por su ubicación, de que fuera a la larga una puerta hacia occidente. Por más de dos siglos fue la capital imperial, hasta que tras la Revolución Rusa de 1917 la capital se trasladó a Moscú.

Por aquellos años revoltosos cambió de nombre por Petrogrado y después se llamó Leningrado, en honor a Lenin. Pasó muy malas momentos en la Segunda Guerra Mundial y la caída de la Unión Soviética significó, por fin, el regresó de su nombre original. Por la belleza de sus edificios y su relevancia histórica es que, desde 1990, es Patrimonio de la Humanidad.

Pero no se trata solo de una ciudad histórica, hoy en día San Petersburgo es un centro financiero, comercial, de muchas de las principales industrias rusas. Sus dos enormes puertos son muy importantes y así como hay barcos de carga también hay un ir y venir constante de cruceros.

Turismo en San Petersburgo

Con poco más de tres siglos de existencia la ciudad tiene más de 200 museos y lo mejor de todo es que la mayoría funcionan en edificios históricos. Empecemos entonces por algunos de los mejores museos para visitar.

El más famoso es el Museo Hermitage, el museo más antiguo del mundo. Así es, leíste bien. Es el más antiguo y sin dudas uno de los mejores. Está dentro del elegante Palacio de Invierno de la emperatriz Catalina la Grande y tiene más de 15500 salas de exhibición con obras de Monet, Da Vinci, Van Gogh, un Sala del tesoro de Oro, las Logias de Rafael, el Reloj del Pavo Real Dorado, la Sala del Trono, una colección egipcia, otra romana, medial y renacentista.

El edificio mismo es una obra de arte, así que a veces no sabes bien en dónde fijar la vista, si en los cuadros y escultoras o en la belleza de las paredes, los pisos y los cielos rasos. La taquilla del museo está dentro del edificio así que hay que pasar los tres arcos enormes que miran a la Plaza del palacio, cruzar un patio y entrar al edificio por uno de los lados de la entrada principal.

Esto si no compraste el ticket antes, online, que es lo mas recomendable si no quieres hacer un buen rato de cola de espera. Allí hay un par de maquinas self service. Si vas en invierno no te preocupes por el frío que está todo bien calefaccionado y hay mucha menos gente que en verano.

En nuestra lista le sigue el Palacio Peterhof, construido a la semejanza de Versalles. El palacio no es tan grande pero los jardines son opulentos y es aquí onde te detendrás largo rato a apreciar la enorme cascada, pera del palacio.

En el centro hay un león que escupe agua a 20 metros de alto, se extienden las terrazas con fuentes, mosaicos y estatuas doradas y es todo bastante espectacular. Para llegar hasta aquí, ya que no es está propiamente dicho en la ciudad, hay que subir a un hidrofoil.

La ciudad tiene varias iglesias, pero conviene empezar por la Iglesia del Cristo Salvador, la más icónica aunque no tan antigua, con apenas 100 años. Empero, aquí fue asesinado el Zar Alejandro II en 1881. Él había comenzado la construcción del templo como memorial de su padre, pero hoy es un museo, ya no es un sitio sacro, muy hermoso. Sus mosaicos y decoraciones son espectaculares.

Otra iglesia es la Catedral de San Isaac, la basílica ortodoxa mas grande del mundo entero y la cuarta catedral en tamaño del mundo. En realidad, hoy en día es un museo y hay misa muy pocos días en el año. Lo mejor que tiene es que si llegas hasta aquí te vas a ver recompensado con una vista preciosa de San Petersburgo. Otro buen pista de vista de la ciudad lo proporciona la Fortaleza de Pedro y Pablo.

Marca el sitio de fundación de la ciudad y tiene un campanario de casi 123 metros de alto, todavía la estructura más alta de la ciudad. Aquí descansan muchos zares rusos y cuando la visitas te enteras que la fortaleza también ha sido prisión en tiempos de la Revolución Rusa.

Las vistas del río Neva y la caminata por las murallas, por la que pagas algún extra, valen la pena. A un kilómetro de distancia, si te gustan los barcos militares, puedes visitar el Aurora, un barco museo que jugó un rol importante en la Revolución  Rusa.

Otro museo es el Museo Fabergé. No es un museo muy viejo, abrió en 2013, y es privado. Obvio, está dedicado a los huevos – joya Fabergé y hay en exhibición nueve huevos imperiales de Pascua, amén de otros 4 mil objetos de oro y pedrería entre joyas, platería, objetos de decoración y objetos religiosos. Funciona en el Palacio Shuvalov, de 10 am a 9 pm, los siete días de la semana.

También puede visitarse el Palacio de Catalina, cerca de la ciudad, a un viajecito en taxi o en autobús, ya que está en Pushkin, a 25 kilómetros. Este era el lugar de retiro de la emperatriz y hay que visitarlo, sea invierno o verano. ¿Oíste hablar alguna vez del Salón de ámbar? Era un salón completamente cubierto de ámbar, 300 tonos distintos, que en la ocupación alemana se perdió, pero los artesanos rusos lo reconstruyeron y hoy, aunque no es el original, puedes ver lo hermoso que era.

La fachada del palacio tiene 325 metros de largo, es de estilo barroco y tiene además unos jardines extensos y hermosos. De hecho, si tienes mucho de espera para comprar el ticket, puedes dar una vuelta por los jardines primero. Después, dentro, todo es dorado, cristales, maderas finas, estucos, artesanías. Hay audio guías que te van llevando por salones de té, comedores, vestidores, salas de retratos, salones de baile y mucho más.

Kronstadt está en una pequeña isla en el medio del golfo y también es Patrimonio Mundial. Aquí está la Catedral Naval, el barrio histórico y la fortaleza y todo resulta bastante entretenido para un paseo de medio día. Después está el Museo de Historia Política, de estilo Art-Noveau, el Palacio Moika, donde fue asesinado Rasputín en 1916, el Palacio Mikhailovsky con el Museo del Estado Ruso,  la Casa de los Soviets con su impronta comunista y el Convento Smolny, precioso por donde lo mires.

Claro que si solo se trata de caminar y hacer compras hay que ir sí o sí por la Prospect Nevsky, una avenida elegante de casi cinco kilómetros con tiendas, palacios, iglesias y hoteles de lujo.


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