¿Te has preguntado cuál es el pico más alto de Europa? Si quieres conocerlo, tendrás que viajar al Cáucaso, pues se trata del monte Elbrús. Tiene una altura de 5642 metros, aunque, para ser exactos, tendríamos que denominarlo macizo.
Porque, junto a esta elevación o Elbrús Oeste, cuenta con el llamado pico Elbrús Este, con 5621. Curiosamente, les sigue en altura otro pico de la cordillera caucásica, el monte Shjara. Y, tras ellos, ya debemos viajar a la cordillera de los Alpes para encontrar el cuarto, que es el Mont Blanc, con 4810 metros de altitud. En cuanto al quinto, comparte ubicación alpina con el anterior, pero en su caso en la parte suiza, ya que se trata del pico Dufour, con 4634 metros sobre el nivel del mar. Pero ahora vamos a conocer mejor este coloso ruso que es el pico más alto de Europa.
Situación geográfica
El monte Elbrús se encuentra en el lado occidental de la cordillera caucásica, que, junto a los Urales, marca la frontera entre Asia y Europa. Pertenece a la república rusa de Kabardia-Balkaria y se halla a unos sesenta kilómetros de la ciudad de Kislovodsk, famosa desde el siglo XIX por sus aguas medicinales.
Para que te hagas una idea de las dimensiones que tiene el Elbrús, te diremos que su capa de hielo permanente conserva veintidós glaciares, en los cuales nace tres ríos: el Malka, el Kubán y el Baksán. Por otra parte y como curiosidad, debes saber que el nombre local de esta montaña es Mengi Tau, que significa «la montaña de las mil montañas».
Pero lo más importante, si te gusta el alpinismo o, sencillamente, visitar macizos montañosos, es que se trata de un maravilloso paisaje de cumbres nevadas, laderas pobladas por enormes bosques vírgenes, tranquilos lagos y ríos caudalosos.
El clima o cuándo visitar el pico más alto de Europa
Si estás pensando en viajar a la zona del pico más alto de Europa, es muy importante que tengas en cuenta el clima porque puede jugarte una mala pasada. En invierno, la cima registra temperaturas inferiores a los 50 grados bajo cero. Sin embargo, los valles son más cálidos y esto puede dar lugar a fuertes nevadas y precipitaciones lluviosas. En cuanto a estas últimas, pueden superar fácilmente los 1000 milímetros.
Por su parte, en verano, aproximadamente, la mitad de los días son soleados. Sin embargo, los vientos hacen que las condiciones meteorológicas no sean nada buenas. De hecho, por encima de los cuatro mil metros, se dan condiciones de ventisca ártica que impiden la visibilidad casi por completo. En definitiva, si estás pensando en ascender al Elbrús, debes tener en cuenta que el clima no te va a dar ninguna facilidad.
Un poco de historia del monte Elbrús
Geológicamente, esta montaña se originó, al igual que todo el Cáucaso, por el choque de la placa arábiga y la euroasiática, lo cual dio lugar a grandes terremotos en la región. El monte Elbrús comenzó a formarse hace unos diez millones de años debido a erupciones volcánicas. Estas cubrieron un área de 260 kilómetros cuadrados con fragmentos de toba, riolita, riodacita e ignimbrita. Posteriormente, siguieron produciéndose erupciones de uranio-plomo hasta hace, aproximadamente, setecientos mil años.
Por otra parte, más poético es lo que cuenta la mitología acerca del Elbrús. Según esta, en la montaña fue encadenado Prometeo, el titán que robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres, por Zeus. Pero más rigor histórico tienen los dos primeros ascensos a las cimas.
El primero en llegar a la Este fue el guía Khillar Khashírov, a la cabeza de una expedición científica del Ejército Imperial Ruso mandada por el general Emmanuel. Por el calendario juliano, era el 10 de julio de 1829. En cambio, la llegada a la cima Oeste fue posterior, concretamente en 1874. La nueva gesta se debió a un grupo británico liderado por Florence Crauford Grove en el que también figuraban Frederick Gardner, Horace Walker, Peter Knubel y el guía Ahiya Sottaiev. Incluso publicaron un libro sobre su gesta con mapas y fotografías del recorrido que hicieron.
Ya en la Segunda Guerra Mundial el ejército alemán ocupó la zona del monte Elbrús durante unos meses. El general al mando llegó incluso a enviar una expedición a la cima, algo que, según parece, enfureció a Hitler por considerarlo inútil.
Posteriormente, se construyó un sistema de teleféricos que llegan a una altura de casi cuatro mil metros. No obstante, la ascensión a este coloso del Cáucaso por la ruta clásica no es, técnicamente, difícil. El mayor problema que vas a encontrarte si deseas hacerla es el clima, que, como te decíamos, complica mucho avanzar en dirección a la cima incluso en verano.
Mayor complejidad reviste la ruta del norte. Te ofrece menos infraestructuras que la anterior y deberás acampar a unos 4800 metros de altitud. Además, las condiciones climáticas son todavía menos predecibles y abunda el hielo y la nieve.
La flora y la fauna en el pico más alto de Europa
En cuanto a la primera, hasta los dos mil metros abundan enormes bosques vírgenes de pinos, abedules y fresnos en los que crecen diferentes tipos de setas y bayas. Por su parte, en las praderas más elevadas puedes ver uno de los arbustos con flores más hermosos de la zona, el rododendro de Cáucaso, que sobrevive a los vientos debido a la profundidad de sus raíces. Y, si continúas ascendiendo, en las zonas glaciares y nevadas hallarás líquenes sobre las rocas limpias.
Respecto a la fauna del pico más alto de Europa, los bosques que te hemos citado son el hogar donde vive el oso pardo, la marta, el gato montés, la ardilla, el topo, el turón o varios tipos de cérvidos. En las zonas de pastos y riscos habita la gamuza y distintas clases de cabras como la de montaña salvaje o el tur del Cáucaso. No faltan igualmente, zorros, lobos y linces. Respecto a las aves, puedes encontrar especies amenazadas como el urogallo del Cáucaso, pero también el halcón sacre y el peregrino, el águila real e imperial o el buitre quebrantahuesos.
Finalmente, en cuanto a los reptiles, abunda la víbora de Kaznakov y, respecto a los anfibios, especies como el tritón común, el sapo verde, el pelobate marrón o la rana negra.
Cómo llegar al monte Elbrús
Con independencia de tu punto de origen, una vez llegues a Moscú tendrás que tomar otro avión para acercarte al Elbrús. Los vuelos que se aproximan más son los que te dejan en Mineralnye Vody o Nálchik. Esta última es la capital de la república de Kabardino-Valkaria, perteneciente a la Federación Rusa. También podrías realizar tu viaje en tren, pero es mucho más largo y pesado.
Te aconsejamos que lleves divisas cambiadas porque en estos lugares te resultará más difícil hacerlo. Una vez has llegado hasta allí, necesitarás un vehículo que te lleve hasta Terskol, en el valle de Baksan, que es el punto donde se inicia la ascensión al monte Elbrún. Curiosamente, en esta última localidad es todo más fácil, incluso entenderse en inglés. La razón es que se trata del punto donde se concentran todos los visitantes extranjeros que llegan a la zona.
Desde allí, lo normal es dirigirse al fondo del valle, concretamente a Azau, donde puedes tomar uno de los teleféricos que te ascienden hasta los, aproximadamente, tres mil quinientos metros de altura. Un poco más arriba está Diesel Hut, desde donde ya puedes atacar la cima en un día.
Qué ver cerca del monte Elbrús
Si vas a subir este coloso montañoso, también puedes aprovechar para conocer algunas localidades de la zona. Como te decíamos, Nálchik es la capital de la república de Kabardino-Valkaria y cuenta con casi trescientos mil habitantes. En la plaza de la Concordia encontrarás la Casa de Gobierno, un imponente edificio de corte neoclásico.
Sin embargo, la principal atracción de la localidad es su gigantesco parque: los jardines Atazhukinsky. En este hallarás numerosas atracciones, un zoológico, auditorios y otros entretenimientos. Pero más bonita aún es la catedral ortodoxa de María Magdalena, terminada en 2012 y de claras influencias bizantinas. Junto a esta, el otro gran monumento religioso de Nálchik es la Mezquita Central.
Por otra parte, a la unión con Rusia hace más de cuatro siglos están consagrados el Arco de la Amistad y el monumento a María Temryukovna, hija de un príncipe kabardino y una de las esposas del zar Iván IV, conocido como «el Terrible». Igualmente, muy bonito es el edificio de la estación de ferrocarril, cuya fachada está adornada con diez columnas y una torre terminada en aguja.
Por su parte, el hipódromo fue inaugurado en los años treinta del siglo XX y responde a la tradición ecuestre de la zona. Finalmente, en los alrededores de la ciudad tienes los Lagos Azules, cuyos depósitos de sulfuro de hidrógeno se deben, según la leyenda, a un dragón que vive en el fondo y derrama lágrimas, y el desfiladero y cascadas de Chegem. Este último monumento natural está formado por tres caídas de agua a cuál más bonita.
También te hemos hablado de Kislovodsk, que pertenece al llamado Krái de Stávropol, y de sus aguas medicinales. En esta localidad, te aconsejamos que visites la catedral de San Nicolás, la mezquita y el interesante Museo-Fortaleza. Pero, sobre todo, acércate a los preciosos jardines del Balneario y al Castillo de Engaño y Amor, que es un hotel. Todo ello sin olvidar el bulevar Kurortny y el imponente templo de Panteleimón el Sanador.
En conclusión, te hemos mostrado el pico más alto de Europa. Como te hemos dicho, se halla en la región del Cáucaso, dentro del gigantesco territorio de la Federación Rusa, más concretamente en la república de Kabardino-Valkaria, una extensión de casi trece mil kilómetros cuadrados plagada de maravillas naturales. ¿No te apetece conocer un sitio tan singular?