Al hablarte de qué ver en Lanuza, no podremos mencionarte construcciones medievales o renacentistas, como existen, por ejemplo, en la cercana villa de Jaca. La razón de ello estriba en que Lanuza es un pueblo nuevo, tan solo tiene veinte años.
El antiguo se encuentra bajo las aguas del embalse de Lanuza desde 1978. Casi veinte años después, sus antiguos habitantes reconstruyeron la villa al borde de las aguas. Y lo hicieron respetando la arquitectura tradicional de la zona e incluso replicando sus monumentos. Por todo esto, a la hora de explicarte qué ver en Lanuza, te mostraremos un pueblo nuevo, aunque igualmente precioso.
El entorno de Lanuza
Lo primero que debemos señalarte es que Lanuza se encuentra en un entorno natural maravilloso. Ya te hemos mencionado que está a orillas del embalse al que da nombre, formado por las aguas del río Gállego. Pero, además, se halla en pleno valle del Tena, integrado en el Pirineo de Huesca.
Políticamente, pertenece al municipio de Sallent de Gállego, buena parte del cual está ocupado por el imponente Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos. Recibe este nombre un gigantesco espacio de más de tres mil hectáreas que engloba montañas como los picos Aneto y Monte Perdido, lagos, morrenas y singulares valles en forma de U.
La privilegiada ubicación de Lanuza te permite disfrutar de actividades de montaña e incluso acuáticas. Respecto a estas últimas, en el embalse que te hemos citado puedes navegar en piragua o, en verano, darte un magnífico baño. También existe una ruta de senderismo que lo circunda.
Pero, si de esta última actividad te hablamos, también tienes magníficas rutas en Lanuza. Como muestra, te recomendaremos la que sube hasta el ibón de Piedrafita. Recibe este nombre un lago de alta montaña causado por la erosión glaciar. Al retirarse el hielo, dejó un espacio socavado que luego inundó el agua. Esta ruta es bastante sencilla y asequible a todos los públicos. Lo mismo sucede con la que va hasta la cascada de Os Lucas, que se halla en la vecina villa de Orós Bajo, un lugar muy visitado por los turistas. Por cierto, si decides hacer este recorrido, no dejes de pararte en la iglesia de Santa Eulalia, una joya del arte mozárabe que pertenece a las llamadas iglesias de Serrablo, todas de esa misma época y declaradas monumentos histórico-artísticos.
Deportes de invierno en Lanuza y sus alrededores
Sin embargo, no son estas las únicas actividades deportivas que puedes practicar en el valle del Tena. También destacan entre ellas las vinculadas al invierno. Por ejemplo, el esquí o el snowboard. De hecho, la estación de Formigal se halla a tan solo nueve kilómetros de Lanuza. Y la de Panticosa aún más cerca, a solo ocho.
No obstante, si te consideras más atrevido, puedes lanzarte a otras actividades más singulares. Por ejemplo, una excursión por la nieve en trineo tirado por perros. Incluso te ofrecen trayectos nocturnos y cena en un iglú, si lo deseas. También puedes disfrutar de un recorrido por la montaña en moto de nieve.
Y, si viajas con tus hijos pequeños, hay igualmente actividades para ellos. En la propia Formigal tienes el parque infantil Sextas y el jardín de nieve Anayet. Pero, volviendo a la aventura, en el cercano municipio de Piedrafita de Jaca, dentro del mismo valle del Tena, tienes el Parque Faunístico de Lacuchiana. Como su propio nombre indica, no se trata de un zoológico. Es un bosque por el cual se hacer recorridos de unas tres horas a través de senderos señalizados. Es un trayecto guiado en el que conocerás las principales especies vegetales de los Pirineos. Pero, sobre todo, verás animales en su hábitat. Por ejemplo, ciervos, lobos, linces, bisontes europeos o renos.
Por otra parte, después de tanto ejercicio, te convendrá relajarte. Para ello, tienes un completo spa en Sallent de Gállego con más de mil metros cuadrados de circuito termal. Pero, sobre todo, puedes disfrutar de las aguas medicinales del balneario de Panticosa. Las propiedades de estas aguas ya eran conocidas por los romanos, aunque la instalación abrió sus puertas al público en los inicios del siglo XIX. Desde entonces ha recibido millones de visitantes. Incluso sus construcciones fueron declaradas Conjunto de Interés Turístico Nacional.
Sin embargo, ya en el XXI, una profunda reforma ha dejado abandonadas las edificaciones antiguas, dándole un aire más moderno. Esta circunstancia ha generado enorme polémica en la zona porque hay quien considera la obra poco respetuosa con el estilo historicista original y con el entorno.
Qué ver en Lanuza y qué actividades organiza la localidad
Una vez te hemos mostrado todo lo que te ofrece la naturaleza del valle del Tena, vamos a centrarnos en lo que puedes ver en Lanuza. Sin duda, lo más bonito de esta villa aragonesa es su arquitectura tradicional de montaña. La gran mayoría de las casas se reconstruyeron respetando su fisonomía histórica. Así, se trata de construcciones en piedra y con tejados de pizarra oscura a dos aguas que conforman calles estrechas y empedradas.
Junto a estas, el principal monumento de Lanuza es la iglesia del Salvador, construida en el siglo XIX sobre los restos de otra románica. Lógicamente, ha sido reconstruida tras la recuperación del pueblo, pero respetando sus formas. Incluso se ha recolocado el crismón de portada que perteneció al templo original. Asimismo, en su interior alberga un relicario de plata del siglo XVI que contiene reliquias de Santa Quiteria, patrona de Lanuza.
Precisamente, las fiestas a ella consagradas se celebran el 22 de mayo, por lo que el pueblo está muy animado. Pero vuelve a conmemorarse su figura, esta vez junto a la de San Roque, el último fin de semana de agosto. Si visitas la localidad en estas fechas, verás cómo se interpreta el Palotiau, una danza masculina entre lo pastoril y lo guerrero durante la cual los hombres hacen chocar sus cayados.
No obstante, el gran evento que ver en Lanuza es el Festival Pirineos Sur, que tiene lugar la segunda quincena de julio. Principalmente, es musical, aunque también se desarrollan actividades paralelas. Por ejemplo, mercadillos étnicos con productos de todo el mundo, espectáculos callejeros y una amplia oferta gastronómica. Pero, si vas a conocer Lanuza, también debes acercarte a las localidades de sus alrededores, que nada tienen que envidiarle en belleza. Vamos a mostrarte algunas de ellas.
Pueblos en torno a Lanuza
La primera visita que te recomendamos cerca de Lanuza es Sallent de Gállego, capital del municipio, que se halla bajo la sombra de la enorme Peña Foratata. También su casco urbano está formado por construcciones tradicionales de montaña. Pero, sobre todo, debes visitar la iglesia de la Asunción, edificada en el siglo XVI siguiendo los cánones del gótico tardío. Declarada Bien de Interés Cultural, en su interior puedes ver un precioso retablo plateresco y una imagen de la Virgen de las Nieves, patrona de Sallent.
En ella se celebran unas misas que tienen la peculiaridad de conservar el canto gregoriano. Es interpretado por un coro y, si quieres disfrutar de él, tendrás que asistir a las misas que se celebran el día de Difuntos, el de Navidad, el de Pascua o el cinco de agosto, festividad de la patrona. Por otra parte, en Sallent de Gállego tienes un puente medieval del siglo XVI.
Muy cerca de Lanuza se encuentra, asimismo, Escarrilla, una pequeña localidad de apenas doscientos habitantes. Destaca en ella su iglesia parroquial, que alberga un precioso retablo barroco. Y también el puente de piedra que, desde el siglo XIX, salva el río Gállego en dirección a Panticosa. Igualmente, en Sandiniés hay una iglesia del siglo XVII y en Tramacastilla de Tena otra románica del XII que alberga un retablo renacentista consagrado a San Miguel.
A continuación está Piedrafita de Jaca, que destaca por sus casonas señoriales con grandes portadas y escudo. Entre ellas, se encuentran las casas Jaime, Silvestre y Juan de Lázaro, así como las antiguas escuelas. No menos bonita es la iglesia de San Andrés, construida en el siglo XX sobre una anterior del XV. Es una construcción tradicional en piedra y pizarra que conserva la portada original. También te aconsejamos que veas la ermita de Santa Cruz, a la que se procesiona cada tres de mayo.
Finalmente, te recomendamos que te acerques a la pequeña localidad de El Pueyo, situada un poco más lejos de Lanuza que Panticosa. Su iglesia parroquial de San Miguel data del siglo XVI. Cien años posterior es la Casa del Valle, lugar donde se celebraban las juntas generales cuando esta villa era capital del valle del Tena. Por su parte, el palacio de la Viñaza es una casona solariega del XIX que hoy funciona como albergue juvenil y el puente del Concellar, sobre el río Caldarés, fue edificado en el siglo XVI.
En conclusión, te hemos mostrado todo lo que ver en Lanuza. Pero también lo que puedes hacer en su maravilloso entorno y los atractivos con que cuentan las localidades limítrofes. No obstante, si quieres ir un poco más lejos, deberías acercarte, igualmente, a la preciosa villa de Sabiñánigo, donde está el Pirenarium, un magnífico parque temático. Asimismo, en su término municipal, tienes la iglesia de San Pedro de Lárrede, una de las joyas del románico de todo el Pirineo aragonés, y el no menos bonito conjunto del castillo de Lerés.